“Es una sensación increíble. En realidad, pensé que la primera vez se sentiría así, y luego la segunda vez, si hubiera una segunda vez, no se sentiría tan especial, pero las emociones en las últimas vueltas, exactamente las mismas que en 2019”. Charles Leclerc repitió victoria en Monza, delante de los tifosi. Una ocasión siempre histórica, de un brutal componente emocional. Sin embargo, el triunfo del monegasco en el pasado Gran Premio de Italia adquiría otra dimensión emocional porque no fue ni esperado, ni regalado. Más bien al contrario.
El campeonato 2024 sigue afortunadamente empeñado en romper los esquemas, y la cita italiana añadió otro capítulo más a una temporada sin precedentes en más de una década. Tras el dominio de Red Bull y Mercedes estos años, -salvo el arranque de 2012- no se producían resultados tan sorprendentes e inesperados. El triunfo de Ferrari se suma a esta estimulante cadena.
Una carrera distinta
Desde el Gran Premio de España, el equipo italiano se había descolgado de sus rivales con una evolución que fue tiro por la culata. Por el contrario, McLaren daba con la tecla de un monoplaza polivalente y versátil en todo tipo de trazados. Mercedes recuperaba la esquizofrenia del pasado año, con momentos de desesperación pero también victorias en Gran Bretaña y Spa, destilando sensaciones de haber encontrado el norte con el W15. Red Bull perdía fuelle progresivamente, sin ganar desde España, pero aguantando Verstappen el tipo y arañando puntos para mantener su ventaja por encima de los 80 puntos. Monza rompió los esquemas.
La pista más singular del campeonato, la de mayor velocidad media, había sido reasfaltada. El calor y la temperatura sería el juez último para determinar la estrategia: una o dos paradas, pero nadie sabía cuántas antes de comenzar la carrera.
Los clasificatorios ya avanzaron el escenario del domingo. Cuatro coches diferentes en dos décimas, seis pilotos separados por menos de un parpadeo. Con Lando Norris y Oscar Piastri confirmando que McLaren es el equipo a batir. El MCL38 volvía a ser el monoplaza más rápido del fin de semana, pero Ferrari confirmó el domingo con un magistral golpe de mano que no siempre el más veloz pasa primero por la bandera a cuadros.
“Van a tener problemas para llegar”
“El hecho de que Charles pudiera seguir nuestro ritmo, cuando Oscar (Piastri) en cabeza tenía el aire libre y Charles no, te dice que probablemente era en realidad más rápido” resumía al terminar Andrea Stella, el responsable de McLaren. Porque la carrera se convirtió en un enigma desde el momento en que Charles Leclerc se colocó en segunda posición en la primera curva.
George Russell se eliminaba en la primera curva, Piastri asestaba un hachazo inesperado a Norris para arrebatarle la primera posición en la curva 3, con lo que el monegasco se colocó a la estela del primer McLaren. Aunque sin soltarle el gancho.
Desde la cuarta posición, Carlos Sainz fue el primero en verlo. Ferrari había considerado la estrategia a una parada, pero sin la certeza de poder ejecutarla. Tal era el ritmo de Leclerc y los dos McLaren, que el madrileño avisó por la radio. “Estos chicos van a tener problemas para llegar al final”, entre los que también incluía su compañero de equipo. El madrileño ya pensaba en una parada, que veía posible, aunque todavía incierta. Cabía apostar por ella.
Tensión hasta la última vuelta
“El graining de los neumáticos fue un tema importante durante todo el fin de semana. En los entrenamientos, una vez que se producía, prácticamente no había nada que hacer”, explicaba Piastri al terminar. “Incluso en el primer relevo con los medios, fue bastante difícil y cuando hicimos la segunda parada, mi neumático delantero izquierdo tenía mucho ‘graining’ y yo iba cada vez más lento. Así que me pareció una decisión sensata volver a entrar en boxes”.
La carrera se convirtió así en un duelo estratégico entre McLaren y Ferrari. Andrea Stella lo comprendió, pero a posteriori. Leclerc era capaz de mantener buen ritmo y la presión sobre los dos McLaren, pero sin deshacer sus neumáticos como Piastri y Norris. Los dos Ferrari habían hecho solo una parada y Leclerc tenía ritmo suficiente para presionar a McLaren, pero sin castigar su neumático como los dos pilotos del equipo británico. Llevarte al precipicio para que salten los otros, pero pararte en el borde.
La duda que flotaba en al aire, y que tanta emoción y tensión dio a la cita italiana, fue descubrir si la remontada de los dos McLaren tras su segunda parada en boxes arrebataría el triunfo al monegasco. Los dos monoplazas italianos se la jugaron hasta el final.
Sainz fue superado, pero Piastri no llegó hasta Charles Leclerc. Y se desató la locura en Monza, cuando todos los espectadores de las tribunas pasaron a celebrar una victoria época con Charles Leclerc en lo alto del podio. “Una temporada de infarto”, como califica el monegasco este curso para Ferrari. Quién le iba a decir que volvería a ganar tras el bache desde Mónaco, y delante de los tifosi.
Por seis milésimas
Para Carlos Sainz no hubo regalo el día de su cumpleaños en Monza, su despedida ante los tifosi italianos. “Creía que extendiendo ese neumático medio hasta la vuelta 20 como he hecho me iba a permitir ser el único de ir a una sola parada. Luego, se ha demostrado que incluso parando en la 15, como ha hecho Charles, se podía ir a una parada y lo ha hecho funcionar”.
Sainz fue victima de varios factores que se encadenaron uno tras otro para no poder compartir podio con su compañero. Por un lado, perder por seis milésimas frente a Leclerc el sábado, lo que daba la ventaja estratégica al monegasco en carrera. Efectivamente, el madrileño entró en boxes después de Leclerc, lo que sin embargo utilizó para intentar ir a una sola parada. “He perdido esos seis o siete segundos de carrera que quizás me hayan costado un poco de tiempo”, en referencia al tiempo que se mantenía en pista de más con el primer juego de neumáticos.
Por último, la puesta a punto, que con las temperaturas del domingo jugaron a favor de un menor desgaste de Leclerc, quien gestionó magníficamente su neumático para solo una parada. Piastri llegó a menos de dos segundos tras el Ferrari.
Alonso “al cien por cien”, para nada
Fernando Alonso vivió un fin de semana infame en lo deportivo por el rendimiento y resultado de Aston Martin en Monza, del que ya había anticipado antes de arrancar el gran premio italiano. Undécimo en la meta tras haber luchado por un par de puntos utópicos, el asturiano empieza a apretar las tuercas públicamente a un equipo que ha apoyado sin fisuras hasta el momento.
“No hay nada que podamos hacer al respecto, estamos en manos del equipo y tratamos de hacer lo mejor que podemos cada fin de semana tanto Lance como yo. Un fin de semana en el que estoy inspirado como este por mi lado, pasará a ser anónimo”. Undécimo en entrenamientos, mismo puesto en la meta.
“Este año Lance y yo hemos estado siempre muy cerca, dos o tres segundos delante o detrás y este es uno de los fines de semana en los que he sido un poco mejor”, explicaba Alonso ante la superioridad mostrada sobre su compañero de equipo “estaba feliz con el coche y pude elevar el nivel, quizás más allá del 100%, pero terminó en un undécimo. Estoy decepcionado por ello. Estábamos al nivel de Mercedes en las primeras cuatro carreras y ya han ganado tres este año. No soy fan de las excusas».
“Los dos campeonatos no son realistas, el coche se ha convertido en un monstruo”, reconocía Max Verstappen, sexto en la meta y muy lejos de sus rivales. Tras el Gran Premio de Italia, McLaren atrapa a Red Bull en la clasificación de Constructores, a la que también aspira un renovado Ferrari, mientras que Norris y ahora Leclerc recortan terreno al neerlandés para el título Pilotos. Llegan circuitos favorables para Ferrari Afortunadamente, la Fórmula 1 sigue volviéndose loca en 2024.