La Fórmula 1 vuelve tras el obligado descanso veraniego. Dos semanas de cierre total que tradicionalmente marcan una línea divisoria de la temporada. Tiempo de balance, de recuperación y reagrupamiento. Hasta el momento, 2023 se puede resumir en dos ideas: Red Bull se ha garantizado ambos títulos, a falta solo de su confirmación, y la gran volatilidad para el resto de la parrilla.
El certamen mundial de Fórmula 1 vuelve con un aliciente especial: el Gran Premio de Holanda. Carrera número 13 y la de casa para Max Verstappen. Quizás los supersticiosos puedan ver en semejante coincidencia una oportunidad para detener la racha del holandés y su equipo y ceder la victoria a otros rivales. Porque Red Bull acumula hasta ahora todos los triunfos -doce- del presente campeonato, todo un récord histórico sin resultar descabellada acaparar todas las victorias en una misma temporada temporada. Desde el Gran Premio de Francia de 2022, el equipo austríaco se ha llevado a sus vitrinas todos los trofeos, salvo el del pasado Gran Premio de Brasil, en las de Mercedes. El resto no ha olido ni una copa. Resultaría paradójico que el de Holanda fuera el primer gran premio de Fórmula 1 que Red Bull no ganara este año de darse tal eventualidad.
La única duda con Red Bull
Nadie imaginaba semejante dominio del RB19, y menos en el segundo año del reglamento ‘wing car’, cuando se esperaba una lógica y natural convergencia tras la primera experiencia en la temporada de Fórmula 1 de 2022 con cada concepto interpretativo de los nuevos monoplazas. Sin embargo, el equipo austríaco ha logrado la perfección absoluta de su monoplaza para todo tipo de terrenos. Otras escuelas de pensamiento se centran más en el fallo de los rivales que en el acierto propio. Quizás se trate de la confluencia de ambas.
Circuitos lentos, rápidos, de alta y baja carga aerodinámica, todo tipo de compuestos… El RB19 disfruta de un balance global extraordinario, desde Mónaco a Silverstone o Spa, pasando por todo tipo de terrenos, ninguno se le resiste a un monoplaza absolutamente completo, y así será hasta final de año. «En febrero, sabíamos que teníamos un buen coche, pero esperábamos que Ferrari se basara en el año pasado, y esperábamos que Mercedes también estaría arriba. Nos sorprendió por completo lo competitivos que éramos en comparación con nuestros oponentes», explicaba Christian Horner durante la pausa veraniega, quien ha repetido en varias ocasiones su sorpresa ante semejante diferencial de rendimiento que atribuye más a deméritos ajenos que a los propios. A semejantes alturas de la temporada no cabe ya esperanza de rival alguno plantando cara a Red Bull cuando todos los equipos empiezan a derivar recursos y esfuerzos hacia la temporada 2024 de Fórmula 1 a estas alturas del año.
El dominio de Red Bull recuerda a los tiempos de McLaren/Honda en 1988, la temporada de referencia en la Fórmula 1 como ejemplo de dominio absoluto. Entonces, el motor turbo marcaba diferencias, tanto como el talento de Alain Prost y Ayrton Senna. Hoy, el propulsor no resulta tan crucial. Resulta difícil deslindar el porcentaje que aporta el RB19 en el dominio de Red Bull, pero parece que Max Verstappen añade su particular contribución a la abrumadora superioridad del equipo austríaco, considerando el rendimiento con tantos altibajos de Sergio Pérez.
No en vano, Helmut Marko equiparaba a Verstappen al holandés desde que le fichó en 2014. “No hay otro piloto que pueda permanecer al mismo nivel que Max, tal vez Alonso y Hamilton estarían más cerca, pero nadie podía ganarle en este momento. Protege los neumáticos y sigue siendo rápido. Puede leer la carrera, no solo es rápido, también tiene un rendimiento increíble en su cabeza”. El resto del campeonato del mundo e Fórmula 1 parece que ejercerá como una plantilla para darle la razón al responsable de Red Bull.
La noria del resto de equipos de Fórmula 1
«Ahora estás pasando por estos grandes altibajos, en los que algunos fines de semana podrías estar luchando por la tercera posición, y otros solo terminas octavo, lo que en este cambio de rendimiento podría significar que estás una décima de segundo por delante, o una décima por detrás, lo que no es mucho”. Carlos Sainz resumía durante esta pausa veraniega el segundo gran patrón de 2023, caracterizado por la variabilidad de rendimiento del resto de la parrilla, dependiendo del trazado y las circunstancias ambientales. De no ser por Red Bull, sin duda estaríamos ante uno de los campeonatos más apasionantes e igualados de la historia.
La complejidad de funcionamiento de los actuales monoplazas de Fórmula 1 viene definida por numerosos factores, con el rendimiento de la plataforma aerodinámica de cada monoplaza como principal. El tipo de curva o el porcentaje de zonas rápidas y lentas en cada trazado obliga a una diferente altura de monoplaza para optimizar el efecto suelo. Pocos equipos ha sido inmunes a semejante aleatoriedad. A ello se unía el mayor o menor acierto en las evoluciones introducidas durante la presente temporada, por lo que pocos equipos han sido inmunes a semejante aleatoriedad.
¿Aguantarán Alonso y Aston Martin el tirón?
El equipo de Alonso representa un ejemplo paradigmático, aunque quizás más llamativo ante la sorpresa en la primera mitad del campeonato que, sin embargo, se ha desinflado desde el Gran Premio de Canadá. El español presumía al llegar la pausa veraniega del tercer puesto y del gran salto cualitativo del equipo británico en 2023. Aunque tras el Gran Premio de Mónaco, donde terminó segundo, sumaba 90 puntos por los 69 de Lewis Hamilton. Desde entonces cosechó 50 por los 65 del británico. Ferrari contaba en Mónaco con 79 puntos por los 116 del equipo británico. El equipo italiano llega Holanda a solo 5 puntos de Aston Martin. ¿Cuál será el patrón de las próximas carreras?
Dirección errada con las últimas evoluciones, dificultades para seguir avanzando con el concepto del AMR23, capacidad del equipo para mantener el pulso de la evolución respecto a sus rivales… Las próximas carreras serán cruciales para conocer la capacidad de respuesta de Aston Martin y la de Alonso para mantener ese tercer puesto en 2023. “Hemos estado buscando un desarrollo bastante fuerte a lo largo del año, y tenemos presupuesto para seguir desarrollando el coche, es nuestro objetivo, por lo que estamos dando algunos pasos hasta el final del campeonato, tanto como podamos. A cierto punto, tienes que concentrarte completamente en 2024, pero ahora estamos en la fase en la que podemos trabajar en ambos coches», explicaba para referir que todavía queda margen de evolución en el AMR23 esta temporada. Y el Gran Premio de Singapur de Fórmula 1, sin duda, estará entre los objetivos principales de Fernando Alonso.
¿Ferrari y Sainz, al revés que Alonso y Aston Martin?
Por el contrario, el equipo italiano experimentaba una dinámica diferente a la de Aston Martin en las carreras previas la pausa, con un repunte de rendimiento cuya confirmación – o no- se evidenciará, entre otras carreras, en la crucial cita del Gran Premio de Italia, posterior a la carrera holandesa. “Analizando los datos, en la calificación estamos separados por un 0,2% de Red Bull, a veces por un 0,4 aunque en algunas ocasiones lo hemos hecho mejor que ellos (Bakú)”, explicaba en una entrevista veraniega Frederic Vasseur. “El diferencial del equipo en carrera, sin embargo, es mucho mayor. Como les pasa a otros, basta con mirar el Mercedes. Una explicación lógica es que el Ferrari es difícil de conducir: en una vuelta rápida puedes arriesgarte y llevarlo al límite, en carrera no es posible y el rendimiento baja. Es la aerodinámica”.
De aquí la montaña rusa de Carlos Sainz y Charles Leclerc a la que se refería el español. En pocas palabras, Ferrari necesita revertir el gran contraste entre sábados y domingos. “El resultado final se ve muy diferente en Ferrari cuando terminas octavo o tercero. Ahora tenemos que aceptar que esa es la pelea en la que estamos», sintetizaba Carlos Sainz cuando enunciaba la dinámica generalizada durante la temporada actual de Fórmula 1, y la realidad que debe afrontar su equipo. Sainz defiende un crudo realismo no muy bien recibido por quienes consideran el destino inexorable de Ferrari para luchar cada año por títulos, sobre todo en Italia. La realidad actual es muy diferente. “Si un fin de semana necesitamos pelear por la quinta posición, y es lo máximo que podemos hacer, debemos celebrar que hemos hecho lo máximo con lo que tenemos este año». Parece deducirse, por tanto, una tendencia semejante en las próximas carreras. No a todo el mundo le gustará escucharlo, pero es lo que hay en Maranello.
De momento, Verstappen no querrá ni hablar de las supersticiones del número 13 este próximo fin de semana. Tendría pecado que ante los suyos se rompiera su triunfal y ya única racha histórica.