La muerte de Gil de Ferran ha pasado discretamente por las páginas de la prensa española especializada. No hay que culpar a nadie. Estamos aún en vacaciones de Navidad y, probablemente, esta información será una de las menos leídas, mientras que si hubiera dedicado mi tiempo a comentar la última foto de algún nuevo modelo cuyos responsables van soltando imágenes con cuentagotas, otro gallo nos cantaría.
Pero Gil De Ferran merece unas pocas líneas para que recordemos por qué ha sido uno de los grandes del automovilismo. Nacido en París, Francia, el 11 de noviembre de 1967, Gil de Ferran fue un piloto brasileño en cuyo palmarés encontramos dos campeonatos de CART en 2000 y 2001, un subcampeonato de la IndyCar Series en 2003 y un tercero en 2002. Gil de Ferran logró hacerse con 12 victorias y 50 podios a lo largo de su carrera en monoplazas Indy, destacándose una victoria en las 500 Millas de Indianápolis de 2003 y un segundo puesto en esa misma carrera en 2001. Además, fue subcampeón de la categoría LMP1 de la American Le Mans Series en 2009 con su propio equipo.
Gil De Ferran: Un talento que no encontró su sitio en las parrillas de la Fórmula 1
Como es habitual, el piloto brasileño se inició en karting, desde donde dio el salto a la Fórmula Ford y la Fórmula 3. Pronto destacó en el competido campeonato británico de la especialidad, logrando siete victorias y el triunfo absoluto en 1992. Desde allí dio el salto a la Fórmula 3000, que en aquellos tiempos era la antesala de la Fórmula 1, como lo es hoy la F2 (o debería serlo), y tras acabar cuarto y quinto absoluto a lo largo de dos temporadas, decidió hacer carrera en América al no encontrar un volante en la F1.
Así, en 1995, comenzó su fructífera trayectoria en la CART, que era un campeonato paralelo al de Fórmula Indy (y, de hecho, más antiguo) con el que acabaría fusionándose en febrero de 2008.
Gil De Ferran debutó con buen pie en los rápidos monoplazas americanos, consiguiendo el reconocimiento de rookie del año en 1995 tras una victoria en Laguna Seca y un segundo lugar en Vancouver. En 1996 obtuvo una nueva victoria en Cleveland, tres podios adicionales y la sexta posición absoluta.
Contratado como sustituto del mítico Jim Hall, en 1997 Gil De Ferran logró siete podios, acabando subcampeón por detrás de Alex Zanardi. Pero la victoria absoluta no llegaría hasta el año 2000, ya con el equipo Penske y Hélio Castroneves como compañero. Por aquel entonces, el piloto brasileño era ya uno de los grandes, como confirmaría repitiendo título al año siguiente.
Gil De Ferran ganó en las 500 Millas de Indianápolis
Ya en la IndyCar Series, también con Penske, Gil De Ferran logró la segunda posición en las 500 Millas de Indianápolis de 2001, si bien le costaría adaptarse al “nuevo” campeonato, que en la temporada siguiente contaba con carreras únicamente en circuitos ovales, lo que no le impidió acabar tercero absoluto.
Pero más allá de sus dos títulos en el campeonato CART, Gil de Ferran será siempre recordado por su victoria en las 500 Millas de Indianápolis de 2003, tras recuperarse de una conmoción cerebral y la fractura de dos vértebras que sufrió en la carrera de Phoenix. Aquel año, el brasileño acumuló tres victorias y ocho podios, lo que no fue suficiente para vencer a Scott Dixon en la lucha por el título. Tras aquel subcampeonato, el brasileño decidió colgar el mono y lograr, por fin, llegar a la Fórmula 1.
Gil De Ferran: Director de equipo en la Fórmula 1
Así, entre 2005 y 2007 fue director deportivo del equipo British American Racing de Fórmula 1 y de su sucesor, Honda Racing F1 Team, que más adelante se convertiría en Brawn GP para acabar sirviendo de base al actual equipo Mercedes-Petronas.
Tras quitarse la espinita clavada de la F1, en 2008 fundó un equipo de la American Le Mans Series, donde volvió a enfundarse el mono para acabar subcampeón de pilotos de LMP1 al año siguiente.
Tras llevar a cabo alguna aparición estelar como la que protagonizó en 2011 en el espectacular campeonato australiano V8 Supercars, en 2018 volvería a la Fórmula 1 de la mano de McLaren como director deportivo, gestionando además la llegada del equipo británico a la IndyCar, convirtiéndose efímeramente en el jefe y mentor de Fernando Alonso, con quien le unía una sólida amistad.
Gil De Ferran falleció el pasado 30 de diciembre, a los 56 años, de un ataque al corazón mientras pilotaba en el Concours Club, una pista privada de Miami anexa al aeropuerto ejecutivo de Opa Locka. El brasileño pudo llegar a boxes y detener su vehículo, pero las asistencias nada pudieron hacer por salvarle mientras su vida se esfumaba como la del auténtico gladiador que fue, al volante de un coche en un circuito de carreras.
