Max Verstappen se coronó vencedor del Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 y de paso dejó el Mundial sentenciado. Lo hizo, en medio de unas condiciones climatológicas extremas, con una carrera marcada por la incesante lluvia y en el día donde todo lo tenía más en contra, pues tras su sanción por cambio de motor y sus problemas en la clasificación, sin poder hacer su vuelta definitiva, salía desde el puesto 17.
16 puestos por detrás de su rival por el título, Lando Norris, que había logrado la pole… Y que volvía a perder ese puesto de privilegio a las primeras de cambio al ser superado por George Russell. Todo lo contrario que Verstappen, que tras su frustración en la calificación, donde no pudo pasar de la Q2 tras el accidente de Stroll y la posterior bandera roja, salió determinado hacia la remontada.
En la primera vuelta ya estaba en el puesto número 11. Y a partir de ahí, comenzó una remontada posición a posición. En la vuelta 13, ya había escalado hasta la sexta posición, poniendo en jaque a competidores como Charles Leclerc. Y así hasta llegar a la segunda posición tras Esteban Ocón, desde donde en la vulelta 27, aprovechando el safety car provocado por un incidente de Nico Hulkenberg y el posterior por el accidente de Franco Colapinto, el holandés tuvo parada gratis para cambiar neumáticos.
El asalto de Verstappen al liderato, vuelta a vuelta
Y desde ahí, el asalto a la victoria era cuestión de tiempo. Exactamente hasta la vuelta 43, cuando otro safety por el accidente y abandono de Carlos Sainz le abrió la puerta a superar a Ocon… Y a partir de ahí, coser y cantar. El piloto de Red Bull abrió una brecha con el de Alpine de más de 19 segundos en solo 26 vueltas. Una demostración de pilotaje en una de las carreras con más incertidumbres de los últimos años.
«Mis emociones hoy han sido una montaña rusa», comentaba Verstappen, encantado, tras la carrera. «Con la clasificación, teniendo muy mala suerte con la bandera roja y empezando en el puesto 17, sabía que iba a ser una carrera muy dura». «Pero nos mantuvimos fuera de problemas, tomamos las decisiones correctas, mantuvimos la calma y todo esto hizo posible este resultado. Es increíble ganar aquí desde tan atrás», sentenciaba Verstappen, sabiendo que también tiene sentenciado el Mundial.
La victoria en Brasil es la primera victoria desde el Gran Premio de España en junio, mientras que su rival por el título y poleman Lando Norris terminó en sexta posición. Con este resultado el holandés amplió su ventaja en el campeonato a 62 puntos, lo que significa que podría conseguir el título en el próximo Gran Premio de Las Vegas. Aunque prefiere ser cauto. Preguntado, mientras tanto, si ahora sentía que había dado un paso más hacia un cuarto título de cara a las tres últimas carreras de la temporada, «Estoy muy contento, pero todavía quedan tres carreras difíciles, así que tenemos que mantener la calma y no cometer errores».
Norris, la cruz de la moneda
Todo lo que le fue de cara a Verstappen se le puso en contra a Norris. Desde el principio, su error en la salida, su incapacidad de pasar a Russell, otros fallos en carrera por la fuertes lluvias y finalmente, circulando detrás de su compañero Oscar Piastri hasta que las órdenes de equipo en McLaren llevaron a que el australiano tuviera que ceder su puesto a su compañero de equipo. Parece que a Norris le ha entrado el miedo escénico cuando se ha visto con posibilidades de luchar por un título que ahora tiene Verstappen en su mano.
Los que sí estuvieron a la altura -por encima de sus posibilidades, de hecho- fueron los pilotos del equipo Alpine, que completaron el podio junto a Verstappen. Ocón y Gasly consiguieron repetir una hazaña que no se conseguía desde 2006, cuando aún eran Renault y cuando pilotaban para la escudería francesa Fernando Alonso y Giancarlo Fisichella.
Para los españoles, mejor olvidar la carrera. Carlos Sainz, con muchos problemas durante el fin de semana, llegó por los pelos a la carrera tras su accidente en calificación y saliendo desde el pit lane. En la carrera no le fue mucho mejor y finalmente, una salida de pista cuando trataba de remontar acabó con un 0 en su casillero.
«Ha sido un mal día, un mal domingo, desde la ‘qualy’ hasta la carrera. Saliendo desde el ‘pit lane’ tampoco es que estuviésemos haciendo mucho progreso, muy difícil adelantar, muy poca visibilidad ahí detrás. Al mismo tiempo, hoy realmente en mojado y durante todo el año el coche en mojado ha sido muy difícil de conducir y hay que acabar de entender el porqué, porque sí que nos ha costado un par de carreras», repitió Sainz, para luego de congratularse de que tenga el motor disponible para las siguientes tres carreras del Mundial.
El mundial de Constructores sigue igualado
En cuanto a Alonso, la suerte le fue más esquiva en la calificación, en la que iba a luchar por la pole hasta que se salió de la pista. Y en carrera estaba luchando por los puntos cuando otra salida de pista le llevó hasta la última posición. Una posición que quiso mantener en lugar de retirarse por los dolores en su espalda provocados por el rebote del coche. «El coche en la segunda parte de carrera tenía mucho ‘porpoising’. La verdad es que, en condiciones normales, no hubiese acabado. Pero había que hacerlo por los mecánicos, por mí también, que he sufrido un poco antes de llegar aquí, por la gente de Valencia, por mucha gente que está en peores situaciones que el rebote que tenía yo hoy», aludió a la trágica DANA.
Todo decidido en el campeonato de pilotos; pero con las escuderías aún hay que hacer cuentas. Red Bull sumó 32 puntos en el fin de semana del Sprint -31 de ellos conseguidos por Verstappen, después de que Pérez no puntuara- frente a los 27 de sus rivales McLaren y los 20 de Ferrari, lo que significa que McLaren domina con 593 puntos, frente a los 557 de Ferrari y los 544 de Red Bull.
Aquí todavía habrá pelea. En el mundial de pilotos, parece que el golpe de Verstappen va a ser definitivo.