“No es que estés forzando demasiado, a veces puede ser que simplemente te relajes un poco. Quizás fue algo de ambas cosas. No quería tener una ventaja de un segundo, quería tener la mayor ventaja posible”. Fue cuestión de centímetros y fortuna que la victoria de Lando Norris en el Gran Premio de Singapur no terminara en infierno para el piloto británico, porque estuvo a punto de arruinar la fiesta del equipo británico. Posiblemente, su temporada. Y quién sabe cómo hubiera sufrido su imagen tras los altibajos y dudas que arrastra en 2024.
Con casi 25 segundos de ventaja, en solitario y con Max Verstappen a distancia de prismáticos, Norris estuvo a punto de terminar su carrera contra las protecciones en dos ocasiones. “Total concentración”, “echa un trago” le indicó nervioso su ingeniero por la radio tras el segundo susto. Por unos instantes, la camisa se subió al cuello en el muro de boxes del equipo británico.
A distancia de prismáticos
McLaren no logró la primera línea por el error de Piastri en su vuelta final y el tiro en el pie de Ferrari con sus neumáticos. Fue Verstappen quien hizo malabarismos con su talento para colocarse junto a Norris para la salida. Sobrevolaba el temor de que este repitiera la costumbre de las cinco poles anteriores: nunca había completado en cabeza la primera vuelta. Sin embargo, el británico se lanzó con determinación a romper el maleficio, y lo rompió en esta ocasión. Primera meta, conseguida.
El MCL38 ha dado tal salto cualitativo, que sus rivales aspiran ya a repartirse las migajas o aprovecharse de sus errores. Norris rodaba tranquilo en los primeros compases de la carrera, con Verstappen a menos de cinco segundos. Si quedaba alguna esperanza, de repente, el británico dejó con la boca abierta y en la distancia a Verstappen con un enorme arreón. Antes de entrar en boxes, había dejado a casi 25 segundos en la distancia al neerlandés. Ver para creer.
Sin embargo, en semejante y solitaria cabalgada, llegaron dos sustos. El primero en la curva 14, tocando muy ligeramente el alerón delantero. Luego, tocó el muro con la parte trasera en la 10. Bien atacando para lograr la vuelta rápida (arrebatada por Ricciardo), bien por la dureza de la carrera, Lando Norris levantaba sensación de fragilidad o falta de concentración. A la postre, logró salvar ambos incidentes.
¿Y si Lando Norris hubiera fallado?
¿Y si Norris hubiera malogrado tan incontestable victoria por error propio y sin presión alguna de un rival? Sobre el británico habría caído una abrumadora avalancha de críticas que hubieran reafirmado las dudas para su liderazgo dentro del equipo y su potencial para rivalizar con Verstappen para el título.
Su imagen habría sufrido un desgaste brutal porque además Verstappen habría heredado los 25 puntos de la victoria, y virtualmente liquidado sus opciones para el campeonato. Por cuestión de centímetros, Norris salvó tales escenarios, y terminó 21 segundos por delante del holandés.
“Fue una carrera increíble, aunque tuve algunos momentos muy difíciles, con pequeños problemas en el medio, pero estaba bien controlado”, explicaba al terminar el piloto británico, en referencia a esos sustos, y seguro que suspirando por haberlos salvado. “El coche era fantástico, podía atacar, estuvimos volando toda la carrera y al final pude relajarme. Así que fue agradable, pero muy difícil. Estoy sin aliento, pero fue muy divertido”. Fue brutal.
McLaren no logró intercalar a Oscar Piastri entre Lando Norris y Verstappen y reducir la más la diferencia con el neerlandés, con una ventaja de 52 puntos a falta de seis carreras para terminar el campeonato. Ante el nivel mostrado por McLaren, seguirá la cuenta atrás con la tijera. Norris necesita reducir diez puntos por carrera, por lo que la ayuda de su compañero será crucial. Y sin margen para los errores.
Sensación de oportunidad perdida
Mercedes salvó con George Russell los muebles y una cuarta posición que a punto estuvo de caer a manos de Charles Leclerc quien, como todo el equipo Ferrari, salió de Marina Bay con la sensación de oportunidad perdida. En la Scuderia tenían marcada con una cruz blanca las pistas de Bakú y Marina Bay. En la primera, Piastri aguó la fiesta. En la segunda, sus dos pilotos perdieron el sábado toda opción con sus posiciones de salida, noveno el monegasco (limites de pista) y décimo Sainz (accidente).
Leclerc logró remontar hasta la quinta posición gracias al gran ritmo de carrera que disfruta el SF24, tan opuesto a su capacidad para calentar neumático a una vuelta el sábado. «Hablamos mucho sobre estrategias y sobre hacer una parada en boxes muy temprana como hizo Sainz para hacer el undercut”, explicaba el monegasco, satisfecho, aunque frustrado por el resultado final, a pesar de superar a varios monoplazas, incluyendo Hamilton (sexto).
“Pero siempre es difícil… Pensamos que era mejor adoptar dos estrategias diferentes con los dos monoplazas, imaginando también la intervención de un coche de seguridad, una bandera roja. Pero luego supimos que ir un poco más lejos (alargar al máximo el primer relevo, como fue su caso) no sería un desastre, de hecho, hicimos una buena carrera y no me arrepiento».
Sainz no levanta cabeza
Por su parte, Carlos Sainz sufrió con otro fin de semana azaroso después del podio perdido en Bakú. Al error del sábado se sumó una primera vuelta que complicó más si cabe su carrera.
Tras una buena arrancada, la arriesgada apurada de Franco Colapinto en la primera curva dejó al madrileño luchando con Pérez y Tsunoda, en la que perdió dos posiciones. A partir de ese instante, como Sainz resumiría, se trataba de “limitación de daños”.
Ferrari aplicó con Sainz la estrategia de parada madrugadora, que permitió al madrileño recuperar varias posiciones (tres desde la posición de salida) con un hábil undercut a varios pilotos. Sin embargo, desde la vuelta 14 Sainz tuvo que hacer malabarismos para llegar a la meta en séptima posición, a gran distancia de Lewis Hamilton, quien lamentaba su estrategia de haber salido con el compuesto más blando
“Ha sido una estrategia muy arriesgada y al límite porque me ha hecho muy lento al final de carrera, pero si queríamos pasar a la mitad de la parrilla que teníamos delante era necesaria”, explicaba el madrileño. “Al final era un séptimo, lo que nos daba la predicción, sobre todo saliendo por el lado sucio, teniendo que evitar a un Williams en la salida que casi nos hace perder la carrera en la curva 1”.
Sainz también se lamentaba del factor que está condicionando parte de sus fines de semana en 2024, y que le ha mermado en estos circuitos teóricamente favorables a Ferrari. “Esta claro que el coche de este año y yo, de vez en cuando en la clasificación, nos cuesta poner el punto exacto del neumático para poner una buena vuelta de clasificación. El año pasado era el punto fuerte del coche, este es la carrera. En clasificación cuesta un poco más, hay que descubrir por qué y cómo podemos mejorar las clasificaciones de aquí a final de año”.
Y se hizo de nuevo el milagro
Cuando el jueves hablaba Fernando Alonso del “milagro” de puntuar en Marina Bay, nadie podría imaginar que terminara a un puñado de segundos de Carlos Sainz, en octava posición, después del sexto de Bakú.
“Hemos tenido un fin de semana difícil, y este circuito saca todas nuestras debilidades en el coche, no tenemos tracción, giro en el volante en las curvas lentas y tampoco muy estable en frenada. En general teníamos mucho miedo a este circuito, que se confirmaba porque en todas las sesiones no íbamos cómodos”, explicaba el asturiano tras una increíble séptima posición de parrilla el sábado, que le brindaba la oportunidad de agarrarse con uñas y dientes a esa franja en la carrera.
Mientras su compañero Stroll gritaba por las radios las maldades de un AMR24 totalmente desconectado para el necesario equilibrio en una pista que exige confianza en la máquina, Alonso sacaba un resultado que tampoco estaba en las simulaciones de Aston Martin para Marina Bay.
“Hemos tenido que tirar durante toda la carrera, muy física, también muy dura para los neumáticos. La primera parte ha sido detrás de Hulkenberg (quien había salido sexto de parrilla), intentando meterle un poco de presión”, resumía el asturiano. “Luego, parando unas vueltas antes que él conseguimos adelantarle”.
“Ha sido una carrera difícil, tanto físicamente como para los neumáticos. Hemos sufrido muchísimo durante todo el fin de semana. Hemos cogido puntos en Bakú y Singapur porque son dos circuitos urbanos en los que hemos hecho una buena crono y donde todo ha salido de cara, pero cuando lleguemos a un circuito normal con prestaciones normales, ahora no tenemos el ritmo para coger puntos”. Porque los milagros no se producen tres veces seguidas.