«Estoy cansado, que es como debería ser, pero me siento realmente agradecido por este día y un equipo que continúa atacando hasta el límite y apuesta por mí». Cansado, efectivamente, porque fueron setenta vueltas al límite, como bien recordaba Alonso, entre Lewis Hamilton y Max Verstappen, un duelo titánico resuelto con un genial e inesperado golpe estratégico del equipo alemán, una semana después del «Armagedon» de Hockeheim. Si el equipo alemán quería resarcirse, lo logró magistralmente.
Verstappen venía de ganar dos de las cuatro carreras anteriores. En Hungaroring lograba su primera pole. Confirmaba el veredicto que ha ido tomando cuerpo en las últimas carreras: Ferrari ha perdido terreno o, sencillamente, ha sido superado por Red Bull. El trazado magiar potenciaba las virtudes del RB15 y del W10, mientras que magnificaba los defectos congénitos del SF90, las curvas lentas y enlazadas. Muy pronto se confirmó que tanto Sebastian Vettel como Charles Leclerc ejercerían como convidados de piedra en Hungaroring. Efectivamente, a más de un minuto de diferencia en la meta. Honda avisa de una nueva evolución de motor, de combustible y aerodinámica en próximas carreras. De momento Spa y Monza son dos pistas favorables al monoplaza italiano… Pero habrá que esperar hasta entonces para sacudirse semejante derrota.
Una gran victoria en el muro y en la pista
Por tanto, el duelo que el propio Hamilton viene pidiendo esta temporada, un mano a mano con Verstappen, monopolizó el Gran Premio de Hungría. El día antes el piloto británico manifestó su confianza en el superior ritmo de carrera del W10 sobre el RB15. Pero aunque fuera cierto, tema distinto sería confirmarlo en un trazado donde los adelantamientos se pagan con sudor y lágrimas. Entonces, Mercedes recordó que una victoria es la suma perfecta del rendimiento de múltiples áreas.
El holandés lideró desde la pole. En un par de ocasiones Hamilton intentó superarle, aunque sin éxito y con riesgo. Inesperadamente, entró en juego el muro de boxes con una estrategia desconcertante. Tanto, que hasta su propio piloto llegó a dudar de ella en plena carrera, como evidenciaban sus mensajes por la radio. La combinación de la fama de Verstappen y la ratonera pista húngara llevaron a Mercedes a evitar el enfrentamiento directo entre los dos pilotos. Mejor, agotar al rival. ¿Cómo? Hamilton fue llamado a boxes a falta de veintidós vueltas para pasar a una estrategia a dos paradas. Significaba la obligación de remontar un segundo por vuelta. Pero con la esperanza de encontrar al holandés sin capacidad alguna de respuesta por sus derrengados neumáticos. Un golpe genial, pero del que hasta el propioHamilton dudaba por la radio.
James Vowles habían calculado el rendimiento de los neumáticos de su piloto en la recta final, y también el paralelo despeñamiento del holandés con los suyos. Era cuestión de ejecutar la misión aún con las dudas del piloto. Y, efectivamente, la resistencia ni existió con un Verstappen impotente y sin armas para la defensa. Mercedes había ejecutado una obra maestra, e incluso Hamilton se disculpó por la radio entre mensajes de admiración a su muro de boxes. Lograba así la octava victoria de la temporada, supera a Bottas en 62 puntos y está diez triunfos del récord absoluto de Michael Schumacher. Toto Wolff no descartaba este fin de semana a Max Verstappen como candidato al título. Pocos creen en ello, empezando por el propio holandés. Pero quizás Ferrari sea la víctima final de Red Bull y Verstappen en 2019.
Quinto puesto para Carlos Salinz
El Gran Premio de Hungría también rubricó la temporada de Carlos Sainz y McLaren hasta el parón veraniego. Su quinto puesto rubricaba tan extraordinaria racha con una carrera estratégicamente perfecta. «Es mejor de lo esperado. En una carrera normal, en seco, batir a un Mercedes y un Red Bull… Cuando ejecutas perfectamente la salida, la parada, la estrategia, te das cuenta que el quinto es posible». Sainz superó en la salida a su compañero Norris y a Gasly. El ritmo inicial de carrera incluso le permitió una limpia parada en boxes frente a sus perseguidores. Con la quinta posición en la mano mantuvo a Pierre Gasly a su estela toda la carrera y dosificando su ritmo a la perfección. «El resultado del Gran Premio de Hungría asienta así al español en el séptimo puesto con 58 puntos de los 83 de McLaren, asentando en el cuarto puesto de Constructores.
No pudo tirarse ni una vez», presumía al final de la prueba, refiriéndose al piloto francés. A tan solo cinco puntos de Pierre Gasly en el campeonato, Sainz sacaba pecho en Hungaroring ante quienes en su día consideraron a este más capacitado para acompañar a Max Verstappen en Red Bull. Algunos lo llamarían justicia poética.