Remontando desde el fondo del pelotón, el neozelandés Nick Cassidy lideraba la primera carrera de Portland. Estaba a solo una vuelta de lograr el triunfo que le otorgaría 50 puntos de ventaja sobre su compañero de Jaguar, Mitch Evans, y al candidato de Porsche al título de Fórmula E, el alemán Pascal Wehrlein.
Amigos desde la infancia, competidores ya desde los karts en Nueva Zelanda, Cassidy y Evans crecieron en paralelo en el automovilismo internacional hasta confluir en la Fórmula E. En 2024, incluso como compañeros de equipo en Jaguar. Ese destino paralelo les había posicionado como aspirantes al título de esta temporada. Jaguar no lograba ninguno internacional desde 1991, en el campeonato del mundo de resistencia.
Evans escoltaba a su compatriota hacia la meta. Sin claras órdenes del equipo, Cassidy notaba la presión de su rival y amigo. Este rodaba con trazadas defensivas y por ello, cogió mal la penúltima curva antes de entrar en la última vuelta y se salió de la pista. La victoria hubiera sentenciado el campeonato, con solo tres carreras para terminar.
A partir de entonces, la resolución del título de la Fórmula E en 2024 adquirió tintes dramáticos y casi desconocidos en un certamen que ha llegado vivo en siete ocasiones hasta la última carrera.
Cuando los segundos son los primeros
La de 2024 era la segunda temporada para los Gen3, tercera generación de monoplazas en la historia del campeonato eléctrico. Con más experiencia en los equipos para optimizar chasis y software, la igualdad respecto a 2023 se acentuaba.
En un certamen donde equipos privados comparten las unidades de potencia de los oficiales, en 2023 ganaba Envision el título de equipos, derrotando a su suministrador, Jaguar. El británico Jake Dennis lograba el de pilotos para Andretti, cuyas unidades de potencia son suministradas por Porsche. Un desenlace más que molesto para los consejos de administración de ambas marcas.
Para 2024, ambas no iban a permitir que sus clientes se subieran de nuevo a las barbas. Con el agravante que ni Jaguar ni Porsche habían conseguido todavía títulos en la Fórmula E a pesar de su vocación y lealtad hacia el campeonato, mientras que BMW, Mercedes y Audi habían decidido despedirse antes del certamen, con Jaguar es asidua desde los orígenes del campeonato.
La presión empezó a recoger sus frutos. Por ejemplo, Porsche prohibía a uno de sus dos pilotos, el portugués Antonio Félix da Costa, ya campeón de la Fórmula E en el pasado, que participara en el Mundial de Resistencia para no dispersarse. Incluso estuvo a punto de ser sustituido durante la temporada por su bajo rendimiento. Paradójicamente, el portugués acumuló el mayor número de victorias de entre todos los pilotos a final de año. Oliver Rowland, sin embargo, era eliminado de la lucha por el título al no poder viajar a la carrera americana por enfermedad.
Según avanzaba el campeonato, Jaguar y el fabricante alemán se fueron distanciando poco a poco de sus rivales, con permiso de Nissan y Rowland, que se mantenía a cierta distancia de aquellos. Cassidy y Evans habían subido al podio en catorce ocasiones, con cuatro victorias hasta llegar a Londres. Wehrlein y Da Costa habían ganado seis carreras, con cuatro para el portugués, sin opciones este al de pilotos. Ambos habían subido al podio nueve veces, de aquí sus menores opciones al título de equipos. El final londinense se antojaba electrizante. Lo fue, pero también rocambolesco.
Maserati, Ds Penske y Mahindra y todos sus equipos asociados se fueron descolgando según avanzaba el certamen, así como McLaren (con Nissan) que lograba esta temporada su primera victoria en la Formula E (Sam Bird, en Sao Paulo).
El dilema de Londres
Rebobinando a la segunda carrera de Portland, el destino se cebaba nuevamente con Cassidy, involucrado en un incidente múltiple cuando rodaba en el pelotón. Salía de Portland con un doble cero, en total contraste con su temporada de gran consistencia. Cassidy aún llegaría con 16 puntos de ventaja a la cita final en Londres, aunque con una amplia permutación de resultados para los dos neozelandeses de Jaguar y Pascal Wehrlein.
La marca británica se enfrentaba al dilema de gestionar a sus dos pilotos, aspirantes a los ambos títulos. Evans lograba la pole para la primera carrera, aunque Cassidy seguía con su horrorosa suerte. Llovía en la manga clasificatoria y salía decimoséptimo. A pesar de liderar gran parte de la prueba, Evans y Jaguar no acertaron con la estrategia de energía y fueron batidos por Pascal Wehrlein, cuyo triunfo le colocaba líder con tres puntos de ventaja sobre el neozelandés. Nick Cassidy terminó noveno, pero dos sanciones a pilotos que le precedían le salvaron la vida y llegaba vivo a la última y decisiva cita.
La tensión y la emoción adquirían cotas más elevadas si cabe en la última carrera cuando Nick Cassidy lograba la pole. Con las posiciones ganadas por las sanciones a sus rivales y los tres puntos por salir primero recortaba a solo a cuatro del líder,. Difícil imaginar lo que sucedería a continuación.
El tiro en el pie de Jaguar en la última prueba de la Fórmula E
Los dos pilotos de Jaguar rodaban por delante de Wehrlein en la cita decisiva. Pronto comenzaron a reflejar la tensión y el desacuerdo, cada uno por su lado, por una confusa estrategia de equipo.
A indicación de sus ingenieros, Cassidy activó dos veces seguidas su ‘attack mode’, el sistema que otorga potencia adicional pero que obliga a salir de la trazada. A pesar de su desacuerdo con la decisión inicial del equipo, sus aspiraciones al título parecían resucitar cuando sus dos rivales demoraban la activación y, de ganar la carrera, se llevaría un título que se había vuelto en contra de manera dramática.
Sin embargo, cuando rodaba tercero y esperaba la activación de sus dos rivales que marchaban por delante, fue embestido por detrás por Da Costa a falta de seis vueltas del final, el compañero de Wehrlein. El pinchazo arruinó un título que tan cerca tuvo también en Portland. Amigos personales, el neozelandés no tuvo reproche alguno hacia el portugués.
Un final de locura
Pero el drama no había acabado. Evans se colocó en cabeza, pero no metió la parte derecha de su monoplaza en la zona de activación y tuvo que entrar nuevamente, dejando el paso libre al piloto alemán. Oliver Rowland se colocó en cabeza durante la refriega, pero el segundo puesto de Wehrlein le valió el título de Fórmula E.
Increíblemente, Cassidy ni Evans perdieron el título, cada uno en su momento. Jaguar consiguió el ansiado título de equipos, pero Porsche celebraba el triunfo de Pascal Wehrlein como si hubiera logrado ambos. Al menos, un resultado salomónico en 2024 que contentaría a los respectivos consejos de administración de las dos marcas, derrotadas el año anterior por sus clientes.
Al terminar su décima temporada, la Formula E se confirmó como el campeonato del mundo de monoplazas más reñido gracias a un formato técnico y reglamento que fomenta una intensa competitividad. En 2025 se revolverá el orden con la llegada de la evolución del actual monoplaza, el Gen3. Hagan juego, señores, pero será difícil superar este recién terminado campeonato de 2024.