“Cuando era niño, recuerdo ver a los McLaren de Senna y Prost lograr esa increíble hazaña. Y pensar que ahora hemos mejorado eso…” Christian Horner celebraba otro hito histórico en la Fórmula 1 para Red Bull. En 1988, el equipo británico había logrado las once primeras victorias de aquel campeonato. Al final, entre el brasileño y el francés se llevaron todos los grandes premios, menos el de Italia. El triunfo de Max Verstappen en Hungría ha superado la primera marca, con doce triunfos posibles en otras tantas carreras de 2023.
El equipo austríaco aún puede lograr la segunda, un logro aún más insólito que la primera, absolutamente sin parangón en la historia de la Fórmula 1. «Es algo por lo que todo el equipo aquí en Budapest, en Milton Keynes y todos detrás de escena han trabajado muy duro. Significará mucho». Red Bull también ha logrado las dos victorias en las sprint celebradas hasta el momento, y no resulta descabellada con la posibilidad de lograr el pleno que no completó McLaren en 1988, sobre todo tras constatar el dominio que sigue manteniendo Red Bull sobre sus rivales.
Sin embargo, el Gran Premio de Hungría supuso un duro golpe para Fernando Alonso y Carlos Sainz, así como a sus respectivos equipos. Un baño de cruda realidad. Quizás más para Aston Martin, que se ha desplomado en dos trazados diferentes y de manera consecutiva cuando Hungaroring, a priori había sido marcado como uno de los favoritos para el AMR23 según el patrón de rendimiento del primer tercio del campeonato. En el caso de Ferrari, el SF23 sigue estrellándose contra su techo, sin descartar los errores operativos que de nuevo se han cebado en sus pilotos, o en Charles Leclerc más concretamente. Para compensar, el precio final lo pagó el piloto español.
Solo fue un fugaz espejismo que Verstappen no lograra la pole
El sábado, Lewis Hamilton rompió inesperadamente el monopolio de `poles’ de Red Bull en 2023. Por unos momentos cabía la esperanza de que otro equipo y monoplaza ganara en Hungaroring, un trazado históricamente proclive a resultados inéditos en el marco del campeonato correspondiente. El propio Alonso en 2003 o, más recientemente, Esteban Ocon en 2021, por poner dos ejemplos El RB19, luego lo reconocería el propio Horner, había sido sacrificado en velocidad a una vuelta en beneficio del ritmo de carrera. Y de qué manera. A los pocos metros de la salida, Max Verstappen había adelantado al británico y el resto de la carrera se convirtió en un nuevo festín, incluso más avasallador que en otros grandes premios de la actual temporada.
Tras otra carrera en solitario, Verstappen llegó a la meta con 33 segundos de ventaja sobre el segundo clasificado, el británico Lando Norris. Se trataba de su séptima victoria consecutiva y, sobre todo, mal síntoma para los rivales, que no logran recortar diferencias según avanza la temporada. “Y rodó con algo de margen en reserva”, reconocía Helmut Marko al terminar. El monoplaza austríaco fue otra máquina intratable con cualquier compuesto de neumático y en un trazado distinto al de las últimas carreras. Por supuesto, el holandés se fue a casa también con vuelta rápida incluida.
En otra muestra del dominio de Red Bull, Checo Pérez remontó hasta la tercera posición. El campeonato ha llegado a su ecuador, y nadie se plantea poder alcanzar al RB19, salvo una concatenación de acontecimientos que elimine a sus monoplazas en algún gran premio esta temporada, como fue el caso en 1988, cuando Senna se tocó a pocas vueltas del final con un doblado cuando lideraba en Monza
“Vamos a contraatacar y ganar carreras y campeonatos, pero hoy has visto el ritmo que tenía Max, y lo vimos en las tandas largas el viernes. Es aquí donde están, esto parece un grupo de equipos de Formula 2 contra uno de Fórmula 1. Han hecho el mejor trabajo con este reglamento”, sentenciaba Toto Wolff para ilustrar la situación actual del campeonato y la resignación de sus rivales. En el caso de Mercedes, y a pesar de sus esfuerzos, Hamilton ni siquiera pudo subir al podio a pesar de haber logrado la pole.
McLaren ya no mira con prismáticos a Verstappen
La gran sorpresa del Gran Premio de Hungría fue protagonizada por McLaren. Tras el podio de Lando Norris en Silverstone, el equipo británico retrasaba la tercera fase de su evolución prevista para Hungaroring. La cita británica dejaba flotando la duda si se trataba del factor circuito, o el salto cualitativo del MCL60 se extendía a un mayor rango de pistas. En principio, el monoplaza británico se defendía en trazado de curva rápida y alta velocidad. El magiar, sin embargo, ponía el acento en otro tipo de comportamiento. Pues bien, McLaren brilló tanto sábado como domingo, poniendo en evidencia a Aston Martin, Ferrari, y al propio Mercedes.
“Me salvo la carrera haber adelantado a Lewis Hamilton en la primera vuelta, si no lo hubiera logrado no creo que le hubiera adelantado después”, reconoció Lando Norris, quien también superó a su compañero de equipo gracias a un ‘undercut’ de McLaren. Al segundo puesto del británico le acompañó Oscar Piastri en la quinta posición, sorprendiendo por tercera vez (empezó en Spielberg) a equipos a los que solo veían con prismáticos a principios de temporada.
En la recta final de la prueba el británico sufrió con su último compuesto, pero pudo aguantar la remontada de Sergio Pérez. Uno de los peores equipos del comienzo de campeonato parece haberse convertido en el ‘Aston Martin’ de primeros de año. «Creo que sabíamos desde el principio de temporada que íbamos a tener problemas, parecíamos bastante malos”, reivindicaba Norris al terminar la carrera, al desplome competitivo en las primeras carreras ante el retraso en el desarrollo del MCL60. “Recibimos mucho abuso contra McLaren, diciéndonos que no hacíamos un trabajo lo suficientemente bueno, pero estoy contento de que finalmente hayamos demostrado que algunas personas estaban equivocadas”.
Alonso, brusco despertar a la realidad
Aunque en esta Fórmula 1 de geometría variable nadie puede asegurar continuidad de rendimiento y acceso al podio según avanza la temporada. Que le pregunten a Fernando Alonso y Aston Martin, que recibían una dolorosa cura de realidad en un gran premio que en mayo se señalaba con una esperanzadora cruz. Una cruz, efectivamente, pero muy pesada en el Gran Premio de Hungría. El AMR23 se quedó en tierra de nadie y tanto el español como Lance Stroll cerraron los puntos con la novena y décima posición, sin poder luchar con nadie ni por delante ni por detrás.
“Teníamos setenta segundos de desventaja después de setenta vueltas, esta es la que tenemos que recuperar, no hay manera de esconderse”, confesaba Mike Krack, el responsable de Aston Martin. “Creo que otra gente ha evolucionado más rápido que nosotros. A principios de temporada, dije que estábamos compitiendo con equipos muy fuertes en la carrera por el desarrollo, y nosotros no somos lo suficientemente rápidos”. Evidentemente, parece que en los últimos tiempos se está perdiendo esta carrera. Mayor acierto de los rivales en las evoluciones, falta de comprensión en el paquete del AMR23 para sacar partido a las de Aston Martin, el impacto de las nuevas carcasas de Pirelli en el monoplaza austríaco, según apuntaba Alonso este fin de semana… El caso es que el equipo verde se convertía, contra todo pronóstico, en el quinto de la parrilla en el trazado magiar.
El terco techo de Ferrari
Como reconocía Carlos Sainz antes de arrancar el fin de semana magiar, las simulaciones daban esperanzas a Ferrari ante un trazado a priori más favorable al SF23. Incluso la pasada temporada el español había luchado por la pole aquí. Sin embargo, ninguno de sus pilotos pudo entrar de nuevo entre los cinco primeros. Sainz incluso tuvo que asumir el ‘undercut’ de su propio equipo. Una maniobra de cambio de neumáticos que realiza el coche que marcha por detrás para adelantar al que le precede y que, en caso de monoplazas del mismo equipo, la lleva a cabo quien va por delante para respetar su posición. No fue el caso en esta ocasión, Fred Vasseur justificaba la maniobra para compensar los nueve segundos perdidos por una mala parada en boxes con Leclerc y la sanción de cinco segundos recibida cuando el monegasco excedió la velocidad al entrar en boxes.
“Ha sido poner la rueda dura y tener que hacer tandas más largas que al final nos han comprometido”, explicaba Sainz sobre su estrategia. “Siempre nos pasa, nos vamos a un neumático más duro y las tandas se convierten en relevos de más de 20 vueltas, ahí sufrimos» Y, como reconocía Sainz, sin encontrar remedio a estas alturas de temporada. Sin olvidar el viento que tanto desestabiliza al SF23, y que también recordó Leclerc al terminar la carrera.
“Pensar que llevó 35 años superar ese récord…Pero somos el equipo que logró romperlo, particularmente con la oposición de calidad contra la que estamos compitiendo. Es un logro fenomenal y del que todo el equipo puede estar inmensamente orgulloso” ¿Oposición de calidad? Que le pregunten a Toto Wolff, que se siente parte de un “grupo de equipos de Fórmula 2”.