Defendía el récord ganador más veterano de la prueba con 55 años en la carrera más dura del mundo. Pero no se quedó en casa para disfrutarlo. Carlos Sainz volvió al Dakar, y se ha superado a sí mismo. Ahora, con 57. «Me gustaría elevar el récord de ganador más veterano dos años más, y ganarlo con 57. Si estamos aquí es porque la motivación sigue intacta y sigo teniendo pasión por las carreras. El año pasado cada día fue un martirio, el Dakar no salió bien. Acabé con la sensación de que no me gustaría dejar el Dakar así». Quién sabe si este Dakar cerrará una carrera extraordinaria de casi cuarenta años en activo, desde aquel famoso Panda hasta el Mini de 2019. De momento, Carlos Sainz ha remachado con clavos de oro su leyenda no solo en el Dakar, sino en el automovilismo y el deporte internacional.
«Este tercer Dakar ha sido muy duro, pero lo hemos disfrutado», tuiteaba el piloto español al celebrar su triunfo. Efectivamente, porque Sainz y Cruz se colocaron en cabeza desde la tercera jornada, y a pesar de la presión de Al Attiyah y Peterhansel durante toda la carrera no cedieron incluso hasta cuando solo disfrutaron de veinticuatro segundos de ventaja antes de empezar las dos etapas maratón. La pareja española había llegado asentada a la etapa de descanso en Riyahd, pero en las dos siguientes etapas los diez minutos de diferencia se evaporaron por debajo del medio minuto. Era el terreno donde Nassir Al Attiyah tenía previsto atacar, especialmente en las dunas del Empty Quarter, el desierto arenoso más grande del mundo. El terreno donde el qatarí ha crecido compitiendo, las dunas.
La décima etapa, el miércoles, se antojaba decisiva. Allí se iba a jugaba el primer asalto al Dakar. Una jornada larga de navegación y dunas. Sainz salió atacando a fondo con el elevado ritmo medio que ha sabido mantener regularmente en este Dakar, y el que a la postre marcó diferencias. Con la navegación en momentos cruciales como los de aquella jornada. Lucas Cruz acertaba de lleno mientras que Al Attiyah y Peterhansel se perdieron. El francés reconocía en varias ocasiones de este Dakar que no podía seguir la rueda de su compañero en ritmo. A la dirección de Cruz, Sainz añadió esa velocidad que las imágenes aéreas que se hicieron virales en la quinta etapa y simbolizaban la actuación de Sainz y Cruz en este Dakar. Agrupados en los últimos kilómetros, los tres aspirantes a la victoria echaron aquel día literalmente, carreras hasta la meta. Pero el buggie de Sainz parecía más rodar en una pista de motocross que en el desierto saudí. Al final de aquella décima jornada, la pareja española sacaba casi dieciocho minutos en la meta, cuando la etapa se acortó por razones de seguridad. El tercer Dakar estaba a tiro.
Tres victorias con tres coches diferentes
Al igual que Peterhansel y Al Attiyah, Sainz también ha logrado la victoria con tres coches oficiales diferentes. A todas sus monturas las evolucionó personalmente hasta el triunfo. Tanto en Volkswagen como en Peugeot asumió el liderazgo técnico de vehículos que no ganaban. Lo hicieron después pasar por las manos del español. «Carlos Sainz está increíblemente orientado hacia los objetivos, y trabaja de una forma increíblemente estructurada», declaraba Kris Nissen, director de Volkswagen Motorsport tras la victoria de Sainz en 2010. «Todo el mundo en el equipo le respeta por su naturaleza y resultados, aunque no es fácil para los mecánicos y los ingenieros ser permanentemente empujados hasta el límite de su rendimiento». Diez años después, ha repetido la historia con Mini. A pesar de su segundo triunfo con 55 años, de su dilatada trayectoria deportiva, a Carlos Sainz le cupo el mérito de apostar nuevamente por un proyecto todavía inmaduro que también ha llevado a la victoria.
En lo personal, Sainz tampoco ceja en sus objetivos. En 2017 caía por un barranco con su Peugeot cuando lideraba el Dakar y al año siguiente volvía para ganar. El «martirio» de 2019 también ha sido redimido por su tercer triunfo. Pero ahora, con 57 años. Para tal edad, Sainz sigue disfrutando de una envidiable velocidad a los mandos de un coche de carreras. Pero su capacidad para asumir desafíos y la fortaleza profesional para llevarlos a cabo destacan como un atributo incluso de superior naturaleza. Se trata del trabajo oscuro y entre bastidores de todo un año.
«Es una excelente persona, un buen amigo y un gran colaborador. Destacaría su tranquilidad, él sabe que en situaciones críticas te pones un poco tenso. Para el piloto le cuesta mucho aceptar que hay que parar o dar la vuelta cuando has luchado por ganar pocos segundos. Me conoce y me maneja bien, yo confío plenamente en él. Y todos mis dakares los he ganado con él» reconocía Carlos Sainz sobre Lucas Cruz antes de comenzar el Dakar. Quién sabe si ambos seguirán juntos en el futuro. Porque dependerá de que El Matador siga o no en faena. En la forma como ha ganado su último Dakar, está el tema como para hacer pronósticos. Pero puede que sí, este sea el último triunfo de Carlos Sainz. Con 57 años. Y 40 en las carreras.