BMW es una de las marcas actuales que antes han apostado por la electromovilidad. La conexión eléctrica en la marca bávara está marcada por un largo recorrido. Así, ahora, conducimos un BMW eléctrico de quinta generación, representada por dos modelos en estos momentos, el iX y el i4. Dos baluartes fundamentales en la nueva era de la marca. Con el objetivo puesto en 2030, cuando la mitad de las ventas en BMW deberán ser exclusivamente modelos eléctricos.
3Pantalla panorámica
La gran carcasa de cristal curvo flotante inclinada hacia el conductor aglutina –un mal común con la digitalización de los interiores– casi todas las funciones. No hay botones fuera. La completa instrumentación está recogida sobre una pantalla de 12,3 pulgadas y muestra una definición muy alta (1.920 x 720 píxeles). Se ve muy bien, incluso con el reflejo del sol.
La pantalla central es de 14,9 pulgadas y aglutina el sistema de infoentretenimiento OS8. Con un menú interminable, enseguida te acostumbras pues resulta bastante rápido y con unos gráficos excelentes. Pero, al final, absorbe demasiada atención por parte del conductor, con lo que supone para la seguridad.
Y eso que contamos con el mando giratorio i-Drive que BMW ha mantenido con acierto, de cristal. Detalle, pensado más para el mercado chino, como los dos botones de la regulación eléctrica de los asientos en la puerta, al estilo Mercedes. El tacto no es malo, pero prismatizan la luz del sol como una bola de discoteca, deslumbrando a los ocupantes. Y no deja de ser un detalle barroco…