BMW es una de las marcas actuales que antes han apostado por la electromovilidad. La conexión eléctrica en la marca bávara está marcada por un largo recorrido. Así, ahora, conducimos un BMW eléctrico de quinta generación, representada por dos modelos en estos momentos, el iX y el i4. Dos baluartes fundamentales en la nueva era de la marca. Con el objetivo puesto en 2030, cuando la mitad de las ventas en BMW deberán ser exclusivamente modelos eléctricos.
6Un motor en cada eje
Está movido por dos motores síncronos excitados por separado. No tienen imanes y no requieren tierras raras como el neodimio. Pero a cambio sacrifican parte de la alta eficiencia si los comparamos con motores de excitación permanente debido a la fricción mecánica.
Los motores BMW E-Drive ofrecen varios niveles de recuperación. Pero el conductor no puede seleccionar manualmente rodar sin la retención, variando solamente el grado desde el selector. La combinación con el modo adaptativo para recuperar energía en función de la topografía y el tráfico es una opción poco utilizable en la práctica.
Esta versión es la menos potente de las tres para mover las más de dos toneladas y medio que pesa el iX en orden de marcha. Pero los 326 CV (272 CV el delantero y 340 CV el trasero) es una cifra suficiente para lanzar de manera súbita desde parado al SUV bávaro. Ya nos hemos acostumbrado a la entrega inmediata del par máximo al acelerar de los eléctricos más potentes y no nos impresiona. Pero solo hay que mirar las cifras que nos ha dado en nuestras mediciones (5,9 segundos), más rápido que las oficiales en el 0 a 100 km/h, para entender su capacidad de aceleración.
Lo mismo a la hora de recuperar; adelantar solo es un trámite en el que hay que controlar la velocidad a la que es capaz de ponerse en pocos metros. Entre otras cosas porque luego hay que pararlo.
Sus grandes discos ventilados cumplen bien su cometido y la distancia de frenado es correcta. Lo demuestran nuestras resultados en pista, algo por encima de un X5 por tener una referencia. Si bien en carretera, el uso continuado y exigente le pasa factura y la distancia de detención se va alargando, obligándonos a dar un respiro a los frenos.