BMW es una de las marcas actuales que antes han apostado por la electromovilidad. La conexión eléctrica en la marca bávara está marcada por un largo recorrido. Así, ahora, conducimos un BMW eléctrico de quinta generación, representada por dos modelos en estos momentos, el iX y el i4. Dos baluartes fundamentales en la nueva era de la marca. Con el objetivo puesto en 2030, cuando la mitad de las ventas en BMW deberán ser exclusivamente modelos eléctricos.
8Tracción total
El sistema xDrive ayuda a digerir los cambios de dirección. La tracción entre ambos ejes se distribuye de forma súbita con la ayuda de los motores eléctricos montados en los ejes. Y es el software de control de par el que determina cuánta potencia recupera cada eje. Y de esta forma limita el deslizamiento de cada rueda. Porque no hay pérdidas de tracción, toda el par se proyecta sobre el asfalto. Las variantes más potentes del BMW iX cuentan con eje trasero direccional, no así nuestro protagonista.
Claro, con este potencial es difícil viajar a ‘ritmo de eléctrico’ para alargar la autonomía hasta unas cifras cercanas a los 424 km homologados. Pero movernos en torno a 25 kWh/100 km rodando rápido sin seleccionar el programa Sport, es totalmente factible y eso se traduce en un rango de unos 320 km.
Que siendo cuidadosos con el acelerador y a un ritmo más sosegado, nos moveremos en torno a los 22 kWh/100 km para acercarnos a los 380 km de autonomía. Los 25,2 kWh/100 km de consumo representa un valor relativo moderado. Solo en conducción en pista, utilizando el modo Sport, nos hemos ido más allá de los 30 kWh con el BMW iX.
En ciudad sí nos acercamos a un consumo de 17 kWh/100 km, necesarios para alcanzar la autonomía máxima. En medio del tráfico le penaliza su tamaño para el día a día, pero su posición alta de conducción ayuda a controlar bien el entorno. Un radio de giro amplio le penaliza en las maniobras. El asistente de marcha atrás de que dispone se convierte en un útil sistema para salir de ciertas situaciones complejas al maniobrar.
