El sabor de Asturias se guarda en humeantes platos de cuchara, en carnes y pescados o en esos más de 40 quesos que allí se producen y que convierten a Asturias en la región europea con más variedad. Y por supuesto, en la sidra que riega cualquier celebración. Nuestro Polestar 2 nos lleva esta vez a Oviedo para disfrutar del color y el sabor verde de los alimentos de estas tierras.
En pleno rigor veraniego en España, preparar un viaje a Oviedo es como pensar en un oasis en mitad del desierto. Las tierras del Principado, con sus suaves temperaturas, sus lluvias –aun en días que no llueve–, la gama de verdes de sus campos y montañas… nos hacen soñar incluso antes de iniciar la ruta con nuestro Polestar 2. Porque viajar a Asturias es hacerlo a uno de esos sitios donde no hay trampa ni cartón; donde todo es de verdad. Una tierra de tradiciones arraigadas que se ven, por ejemplo, en la cocina, en unos platos basados en productos que salen de sus huertos, comen de sus pastos o nadan en sus aguas. Las recetas tradicionales de esta tierra tienen un perfil ecológico y sostenible; el perfecto destino para una marca ecológica, sostenible y eficiente como Polestar.
Así iniciamos un viaje que, gracias al Polestar 2 en versión Long Range Single Motor y a sus 450 kilómetros de autonomía homologados, nos garantiza una sola parada para llegar a Oviedo descansados y dispuestos a disfrutar de la ciudad. Una urbe pensada para pasear, por lo que prácticamente no volveremos a tocar el coche y podremos dejarlo cargando en el centro de la capital, donde encontraremos varios puntos en parkings y hoteles.
Por el camino hacia Oviedo, hay excusas para parar con el Polestar 2
El viaje desde Madrid nos lleva por tierras de Castilla, atravesando Ávila, Valladolid, Zamora, León… con sus campos amarillos de cereal. Si vamos con tiempo, podemos empezar el festín gastronómico que nos espera en Oviedo, desviándonos hasta Matapozuelos, al lado de Medina del Campo. En este pueblo, La Botica de Matapozuelos (que cuenta con una estrella Michelin y una estrella sostenible también de la misma guía), se ha convertido en referencia de cocina de cercanía basada en el género que abastecen pequeños productores de la zona. Pero si prefieres aprovechar la parada para una visita, a tiro de piedra está uno de los pueblos más bonitos de Castilla, Urueña. La villa del libro –189 habitantes y 12 librerías– te da una excusa fantástica para recorrer sus calles mientras cargas el coche y luego tomas un tentempié en alguno de los restaurantes.
El cruce de caminos de Benavente puede ser otro lugar donde parar, por ejemplo en El Ermitaño. Y si no, siempre está la opción de León para dar una vuelta por el Barrio Húmedo, tomar tres o cuatro tapas mientras nuestro Polestar carga las pilas frente a la Casa Botines, obra de Antonio Gaudí.
Tampoco es mala elección tratar de llegar lo más pronto posible a Oviedo para disfrutar de la ciudad y las bondades climatológicas. Entre la meseta y las tierras astures, la autovía nos lleva a atravesar las entrañas del Puerto de Pajares o surcar la orilla del espectacular embalse de Barrios de Luna. Y, de repente, las agrestes montañas leonesas se convierten en suaves y verdes laderas asturianas. Oviedo está frente a nosotros.
Nuestro viaje con el Polestar 2 partió desde Madrid, pero si llegas a Oviedo desde otros puntos, también tienes muchas oportunidades de disfrutar el camino con el paladar. Desde Galicia puedes hacer una parada en Baamonde, en la Casa do Labrego, y probar su pulpo o sus empanadas; o en Casa Consuelo, cerca de Luarca, clásica parada en la ruta hacia Asturias. Y si viajas desde el este, de Bilbao hacia Oviedo, la parada en Casa Enrique te permitirá cargar las pilas en sus mesas con pescados del Cantábrico o sus famosas rabas, mientras el Polestar se carga en la estación de autobuses de Solares, a escasos 200 metros del restaurante.
Al llegar a Oviedo, la ruta de las estatuas
Una vez en Oviedo, casi decimos adiós a nuestro coche. La capital de Asturias es de las primeras localidades que decidió sacar el automóvil de su centro histórico, y eso hace que recorrer esas calles que inspiraron La Regenta sea una delicia. Atravesamos el campo de San Francisco, el pulmón verde de una ciudad,que permite al viajero tomar aire mientras contempla bustos y estatuas escondidas entre los árboles de este jardín: las de Leopoldo Alas Clarín o Armando Palacio Valdés comparten ubicación con la de Mafalda, el personaje de cómic de Quino. La ruta de las estatuas, por cierto, es otra de las atracciones de Oviedo. En ella podemos descubrir desde una estatua dedicada a La Regenta, en la plaza de la Catedral, hasta la de las Guisanderas, la Maternidad de Fernando Botero, la Bella Lola, o el Regreso de Williams B. Arrensberg y el Culis Monumentabilis de la calle Pelayo, frente al Teatro Campoamor, ambas de Eduardo Úrculo… Por supuesto, merece especial atención –y una foto con ella– la de Woody Allen, el cineasta norteamericano prendado de la ciudad desde que recibiera el Premio Príncipe de Asturias.
Estos galardones nos dan otra de las excusas de la visita. El Teatro Campoamor y el Hotel La Reconquista son escenarios cada año de unos premios que ponen a la ciudad en el foco de los informativos del mundo. No hay que perderse, por ejemplo, una parada para tomar un café en ese salón del hotel que cada año vemos por televisión.
Con el apetito abierto por el paseo, y antes de buscar dónde comer, la hora del aperitivo es perfecta para sentarse en una terraza y disfrutar de las vistas de cada rincón de la ciudad. El Antiguo –la zona vieja– está plagada de terrazas donde hacer un alto. En la plaza del Fontán, la de la Catedral o la Plaza Daoiz y Velarde, siempre habrá una mesa disponible. Por ejemplo, en la sidrería El Gato Negro, uno de los restaurantes clásicos de la ciudad. Esto no hará más que abrirnos el apetito pensando en degustar algunos de los platos tradicionales de la cocina asturiana. La oferta de locales es grande y para todos los gustos; desde refinados comedores a tascas bulliciosas. Pero siempre con un denominador común: cocina honesta, en la que el producto está en lo más alto. Por la tarde, la sobremesa puede comenzar con café en el Rialto, la confitería creadora de los moscovitas, uno de los postres más representativos de la ciudad. Y, si eres de dulces, la visita a Camilo de Blas te dejará con la boca abierta. Párate a contemplar sus aparadores y estanterías, con ese regusto de tienda clásica de ultramarinos de toda la vida.
El Polestar 2 descansa. Nosotros disfrutamos de los sabores asturianos
Vamos a dejar descansar durante todo el día a nuestro Polestar 2, que sin embargo se mueve como pez en el agua y en absoluto silencio en esta ciudad nada bulliciosa. Toca visitar otra de las maravillas de Oviedo, la Catedral, y la Cámara Santa declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Y podemos acabar el día en la calle Gascona, donde como cualquier ovetense comenzaremos la noche entre culines de sidra, quesos, embutidos y raciones de todo tipo.
Antes de marcharnos de Oviedo es obligado pasear por el verde entorno que rodea Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, ejemplos del prerrománico asturiano, declarado Patrimonio de la Humanidad. Dos joyas arquitectónicas para admirar en silencio. El mismo silencio con el que hemos subido hasta allí en nuestro eléctrico, que vuelve a la actividad después de un día de descanso. Desde las alturas en las que se encuentran las dos iglesias podemos disfrutar de las calmadas vistas de la ciudad. Una estampa que condensa todos los aromas de esta tierra verde.
La tierra de los quesos
El paisaje verde de pastos para ganado se resume en dos datos. Asturias es el mayor proveedor lácteo de España, con cerca de un 20 por ciento de la producción total, y es la región con más mancha quesera de toda Europa. Nada menos que 42 son las variedades de quesos que aquí se producen. Entre todos, hay, sin duda, una estrella, el Cabrales, que, junto a Afuega’l Pitu, Casín y Gamonéu, disponen de Denominación de Origen Protegida. A ellos se suma, con Indicación Geográfica Protegida, la variedad Los Beyos. Y también encontramos otras como La Peral, Vidiago, Peñamellera, Varé, Ovín… Quesos elaborados con leche de vaca, cabra y oveja o con diferentes mezclas que convierten una visita a Asturias en un festín. Como el que se dieron los asistentes a los World Cheese Awards (el campeonato mundial de queso), que en 2021 se celebró en Oviedo. El paseo por la ciudad nos descubre un sinfín de tiendas donde degustarlos, como Quesos Paulino, que ofrece toda la variedad en el Mercado del Fontán desde 1959. También en Casa Veneranda o en Tierra Astur Los Vascos puedes encontrar estas delicias. Además, algunos restaurantes con estrella Michelin de la comunidad han convertido a estos quesos en platos de alta cocina. Podemos citar recetas como el bocadillo crujiente de quesos de Casa Gerardo, la selección de quesos con sus contrastes que sirve el dos estrellas Nacho Manzano en su restaurante Casa Marcial, en Parres, o el bombón de Cabrales con chocolate blanco y manzana asada que se puede degustar en El Corral del Indianu, en Arriondas.
Dulzura asturiana
La tradición de pastelerías y confiterías clásicas tiene en Oviedo tres ejemplos claros, con tres creaciones que se han convertido en embajadoras de la ciudad. La primera de ellas es un dulce que da nombre a los habitantes de la capital asturiana: los carbayones. Un pastel creado en 1924 con motivo de la primera Feria de Muestras de Asturias por la confitería Camilo de Blas. El local, inaugurado en 1914, merece una visita por sí mismo, pues guarda el sabor de las tiendas de toda la vida y ha sido escenario de películas como Vicky, Cristina, Barcelona, de Woody Allen. Siguiendo la senda cronológica, la confitería Rialto abrió sus puertas en 1926 y allí, en el mismo sitio donde se encuentra hoy, crearon las moscovitas, elaborados con una receta secreta a base de una oblea de chocolate, almendra y nata. Un dulce que se ha adaptado a los nuevos tiempos con variedades bañadas en chocolate blanco o negro, como las dark moscovitas. El nombre, según la leyenda, viene de un niño procedente de la Unión Soviética que trajo la receta dentro de una matrioska. El dulce más moderno, pero que también ‘hace patria’, son las Tartaletas Letizia, de almendra con yema tostada y una pequeña corona de chocolate. El pastelero Ataulfo Valdés, de la confitería Asturias, decidió crearlas el mismo día que, el entonces príncipe Felipe, anunciaba su compromiso matrimonial con Letizia Ortiz.
Comer en Oviedo
Todo Asturias es un manjar, por sus productos y por la forma de elaborarlos. Una cocina que tiene un punto de tradición, a la que no solo no renuncian, sino que fomentan. Por ejemplo, con el Club de las Guisanderas, creado en 1997 y que reúne a cocineras con casa de comidas propia con el objetivo de salvaguardar la tradición culinaria de Asturias. Por eso, comer en Oviedo es darse un festín con productos, sabores y platos de siempre. Uno no se puede ir de aquí sin probar alguno o algunos de los platos que resumen la gastronomía de estas tierras. La fabada es, sin duda, la estrella de la cocina del Principado. Cada uno tiene su templo, pero en Casa Lobato –desde 1898– no se falla. Cocina Cabal ganó el premio a la mejor fabada del mundo en 2022. Acierto asegurado también en Casa Chema, en El Caleyo, uno de esos restaurantes de guisandera. Y, por supuesto, Casa Gerardo, en Prendes, que con su estrella Michelin sigue proponiendo la fabada como el plato central de su menú. Para el cachopo, que en los últimos años parece haberse convertido en la atracción de la gastronomía asturiana, podemos fijarnos en los locales de Tierra Astur Los Vascos –una cadena de establecimientos que promueven los productos de estas tierras–, el de Casa Amparo, junto al mercado del Fontán, uno de los más originales; el de las Tablas del Campillín o el de La Corte de Pelayo. El Pitu de Caleya, un pollo criado a base de maíz, semillas y hierbas, es otro de los platos estrella. El arroz con Pitu de Caleya de Nastura, o las albóndigas de Pitu Caleya del restaurante Del Arco… Para probar el pastel de cabracho, otro de los platos de siempre, podemos ir al Mesón Casa Pedro o a La Parrilla Buenos Aires, un clásico. Y la lista puede seguir con los fritos de pixin, la carne gobernada, el arroz con leche… Más allá de los platos tradicionales, los restaurantes de Oviedo también apuestan por sabores clásicos con recetas modernas o renovadas. Casa Fermín, Ca Suso, Mestura, Naguar o La Taberna del Zurdo nos recordarán lo mejor de la tierra pero con aires más modernos y desenfadados.
Mercados y tiendas
Volver de Oviedo y no llevar en la maleta unas fabes con su compango, una botella de sidra, algún embutido ahumado o conservas como el paté de oricios o las cebollas rellenas de bonito… sería un gran error. En cada rincón de la ciudad encontramos tiendas con productos típicos. Por supuesto, el Mercado del Fontán, repleto de viandas frescas de cercanía –verduras, pescados, carnes, embutidos, quesos…–. Además, los sábados, en la Plaza Daoiz y Velarde, podemos proveernos en el mercadillo donde agricultores locales venden verduras casi recién recolectadas. Y enfrente del Fontán, Aramburu no solo ofrece delicatessen de todo tipo sino auténtica carne asturiana de su propia ganadería. O Casa Maribel, que desde 1946 acerca a los clientes los sabores asturianos en todo tipo de formatos o preparaciones. En Loli Arrieta puedes encontrar una gran selección de embutidos y vinos. Coalla ofrece todo tipo de productos gourmet, y en Casa Veneranda, además de los quesos de la tierra, hay buenos compangos. O en Fermín de Pas, moderna tienda gourmet donde comprar a granel todo tipo de productos –harinas, legumbres, dulces…–. Y en Tierra Astur también puedes encontrar prácticamente cualquier producto de estas tierras.
Llagares y sidrerías
La sidra es otra de las señas de identidad de esta tierra, y alrededor de ella se concentran las quedadas de amigos, el tapeo, las cenas o comidas más desenfadadas… En Oviedo hay un lugar para ello, la Calle Gascona –conocida como el bulevar de la sidra– con una colección de sidrerías donde alternar con el jugo de la manzana y los platos típicos: cachopos, tablas de quesos, pescados… En total 11 establecimientos como El Ferroviario, La Pumarada, La Finca, Las Güelas… A la visita a estos locales puedes sumar la de los llagares y sidrerías donde, además de fabricar la bebida, cuentan con un recetario de cocina tradicional en edificios que permiten conocer las prensas, embotelladoras y los útiles para crear la bebida clásica asturiana. En Viella está el Llagar La Morena, el más antiguo de Asturias, pues se creó en 1834, donde degustar potes, fabadas, carnes y pescados a la parrilla. Y en Colloto, una de las zonas tradicionales a la que van los ovetenses, puedes deleitarte en Sidrería Herminio, el Tonel de Colloto o La Espita.
Prueba el Polestar 2
Probar el Polestar 2 ya es posible en Oviedo. Para conocer las virtudes de la movilidad eléctrica que ofrece el primer modelo de la firma se puede reservar una prueba de conducción a través de la web https://www.polestar.com/es/test-drive/booking/ps2. Un test drive en el que podrás conocer todos los detalles y descubrir en primera persona el apasionante mundo del rendimiento eléctrico y la tecnología de innovación de que hace gala el primero de la familia. Entra al mundo de Polestar a través del siguiente QR.