La capital está unida por puentes que salvan el Miño, desde el Puente Medieval -para recorrer andando- al espectacular Puente del Milenio. Los baños termales, como el manantial de Las Burgas -con agua brotando a unos 65 grados- son una constante en la ciudad, en la que hay que visitar su casco histórico, repleto de pequeñas tabernas, y ordenado alrededor de la Catedral de San Martiño.