Hace 40 años, Rainer Wüst fue el responsable del desarrollo del cambio PDK de Porsche. Fue un exitoso trabajo pionero que se coronó décadas después con un proyecto que marcó la historia del automóvil. Hoy nos da sus impresiones sobre este hito de Porsche.
Rainer Wüst se ríe cuando se le pregunta por el inicio de esta historia de éxito. Levanta las manos casi disculpándose y dice: «Bueno, el respeto era grande; la tarea, enorme. Y entonces yo era un jovencito. Hubo algo de estrés. Pero también está claro que fue una gran oportunidad y, en retrospectiva, una gran historia». Desde 1971, Wüst trabajaba como ingeniero de pruebas en el área de transmisiones en Porsche. Diez años más tarde, cuando aún no había cumplido los 35, fue nombrado repentinamente Director Técnico responsable del desarrollo del ‘Porsche Doppelkupplung’ (PDK).
Fue hace más de 40 años y Rainer Wüst mueve ligeramente la cabeza ante las circunstancias en las que entonces se llevó a cabo una innovación capital en el desarrollo del automóvil. «Se trataba de combinar lo mejor de dos mundos: las ventajas en eficiencia de un cambio manual y el potencial de uno totalmente automático, que en aquella época todavía tenía muchos puntos débiles. Un gran reto para un departamento pequeño como el nuestro. Quizá nos ayudó la ingenuidad, pero sin duda, nuestro pragmatismo a la hora de afrontar los retos y nuestra pasión por el tema».
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Experiencia Porsche en transmisiones
Porsche ya había adquirido una gran experiencia en materia de transmisiones. El desarrollo del sincronizador había supuesto un gran avance de ese departamento. Ahora, Wüst tenía a su disposición un sólido equipo interdisciplinario que, con gran motivación, se puso a la tarea de desarrollar un cambio de doble embrague. Estaban preparados pero, ¿había llegado el momento?
Rainer Rúst. responde hoy claramente a la pregunta. Más adelante hablaremos de ello. Hace unos 40 años, Wüst encontró en el sótano antiguos desarrollos del legendario genio de la ingeniería Imre Szodfridt. A finales de los años 60, Szodfridt ya había presentado la idea de un doble embrague a Ferdinand Piëch, entonces Director de Desarrollo de Porsche. «Szodfridt era un tipo inteligente, así que por supuesto este trabajo preliminar nos ayudó», dice Wüst.
Lo que no ayudó fue que a principios de la década de 1980 no existía una electrónica de control potente ni válvulas electrohidráulicas producidas en serie que fueran adecuadas para los vehículos. «Sacamos el reductor Szodfridt del almacén y trabajamos con válvulas neumáticas para accionarlas hidráulicamente. Fue un trabajo pionero y complicado desde cero, pero ya entonces el resultado estaba al nivel de preserie», añade Wüst.