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¿Qué pasa en Stellantis? Tras los malos resultados, les llueven las denuncias, críticas y problemas

Los últimos tiempos no parecen excesivamente propicios para el grupo Stellantis. Tras la presentación de los resultados correspondientes a este pasado primer semestre del 2024, las criticas contra la evolución de sus negocios surgen por muchos y variados frentes.

En estos últimos días hemos conocido la denuncia efectuada contra la compañía por un grupo de sus accionistas, por cometer fraude contra ellos; la elevada por el presidente del principal sindicato de trabajadores norteamericano, UAW, que amenaza con llevar a sus trabajadores a una nueva huelga; y la realizada por el Ministro de Industria italiano, por dar la callada como respuesta a sus peticiones de información sobre el compromiso adquirido por Stellantis de levantar una factoría de baterías en territorio italiano.

Durante el primer semestre del 2024, Stellantis superó los 85.000 millones de euros de ingresos netos y obtuvo 5.600 millones de euros de beneficio neto. Cifras a priori positivas si no fuera porque representan una caída del 14% y del 48 % con respecto a las alcanzadas tras el primer semestre del 2023.

Accionistas acusan a Stellantis de fraude en el valor

Tal y como informábamos recientemente, estos resultados han supuesto para un reducido grupo de accionistas de la compañía la gota que colmaba el vaso en cuanto a la evolución del negocio y por ello se han apresurado a demandar en los Estados Unidos al Grupo Stellantis por ocultar el aumento de sus inventarios y las debilidades del negocio. Los demandantes han acusado al Grupo automotriz de fraude contra ellos por “inflar el valor de los títulos de la compañía ocultando la información real a los accionistas.

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Pero esta no es sólo la única crítica seria que viene recibiendo la empresa dirigida por Carlos Tavares en los últimos tiempos, sino que últimamente se vienen produciendo otras que no dejan precisamente en buen lugar a los responsables del mismo debido a la actitud y el “silencio” que los mismos mantienen ante el cumplimiento de determinados compromisos adquiridos para con sus trabajadores y con respecto a promesas de inversión ante determinados gobiernos.

La UAW acusa a Stellantis de incumplir sus acuerdos

Así, por ejemplo, en la reciente convención del partido demócrata de Estados Unidos, en la que se designó a Kamala Harris como candidata del partido en las próximas elecciones en lugar del hasta ahora apoyado Joe Biden, el presidente del poderoso United Auto Workers (UAW, sindicato mayoritario del sector del automóvil en los Estados Unidos), Shawn Fein, acusó a Stellantis de “intentar dar marchas atrás” a los compromisos asumidos con sus trabajadores.

Fein acusó a Stellantis de “incumplir las promesas realizadas a los Estados Unidos en el contrato sindical” alcanzado tras la dura huelga que paralizó la industria americana del automóvil en 2023. Según manifestó el dirigente sindical, Stellantis quiere ahora revertir el acuerdo en el que se comprometía a reabrir una planta en el estado de Illinois que permanecía inactiva.

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Shawn Fein, presidente del poderoso sindicato UAW de EE.UU. acusa a Stellantis de «intentar dar marcha atrás» en los acuerdos alcanzados con los trabajadores de la industria norteamericana del automóvil.

“El UAW tomará todas las medidas necesarias en Stellantis o cualquier otra corporación para ponerse en pie y hacer que las corporaciones estadounidenses rindan cuentas”, advirtió durante su intervención en la convención demócrata el dirigente sindical.

Posible nueva huelga en norteamérica

Una advertencia que todos rápidamente tomaron en serio, pues no en vano Fain fue uno de los artífices de los contratos récord alcanzados por los trabajadores del UAW con General Motors, Ford y el propio grupo Stellantis el pasado otoño tras ejecutar durante seis semanas una ruidosa y dura huelga que paralizó la industria del automóvil norteamericana y durante la cual incluso el propio presidente de los Estados Unidos llegó durante la misma a visitar a los piquetes para mostrarles su apoyo.

Desde la UAW ya se ha comentado que hay varias secciones sindicales que representan a miles de trabajadores que ya se están movilizando y preparando para presentar quejas contra el Grupo Stellantis sobre este tema, quejas que podrían allanar el camino para una nueva huelga a escala nacional esta vez en contra de Stellantis.

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Adolfo Urso, ministro italiano de Industria y marca Italia, acusa a Stellantis de falta de información clarificadora sobre el futuro de la factoría de baterías de Térmoli y de comprometer las inversiones del Plan de Recuperación y Resiliencia italiano.

Pero la insatisfacción con Stellantis no se produce únicamente al otro lado del Atlántico, también crece en Europa, concretamente en uno de los propios mercados domésticos del grupo, como es Italia.

Italia se suma al descontento con Stellantis

Así, el Gobierno italiano ha manifestado, a través del Ministro de Empresa y de la denominación “Made in Italy”, Adolfo Urso, la falta de respuesta del gigante automotriz a las peticiones de información sobre sus intenciones con respecto a la promesa de construcción de una gigafactoría de producción de baterías en territorio italiano.

La ausencia de noticias es tal que Urso ya ha advertido a los dirigentes de Stellantis que, de no recibir próximamente información al respecto, el ejecutivo italiano destinará los fondos públicos reservados inicialmente para esta operación a nuevos proyectos.

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“Si Stellantis no nos responde positivamente sobre la construcción de la gigafactoría en Termoli, los recursos del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia destinados a ella se asignarán a otros proyectos. No podemos perderlos simplemente porque Stellantis no cumple con sus compromisos”, declaró Urso en un encuentro celebrado en Rimini, añadiendo que “hemos estado esperando estas noticias durante demasiado tiempo”.

Sin noticias de la planta de baterías prometida

El ministro italiano aprovechó igualmente para confirmar en este mismo evento la existencia de conversaciones avanzadas con fabricantes chinos para la instalación de plantas de producción para sus modelos en territorio italiano, que requerirían igualmente de aportaciones económicas del Gobierno italiano para su puesta en marcha.

Stellantis es el socio mayoritario de Automotive Cells Company (ACC) , una joint venture que comparte con empresas como Mercedes-Benz y TotalEnergies, cuyos planes contemplaban la construcción de tres nuevas plantas de baterías en Europa. Estas serían la ya ubicada y operativa en Douvrin (Francia), una nueva en Kaiserlautern (Alemania) y la ya comentada en Térmoli (Italia). La inversión prevista alcanzaba un total de 7.000 millones de euros.

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Sin embargo, el pasado mes de junio, ACC anunció por sorpresa la paralización de los proyectos correspondientes a estas dos últimas, las de Alemania e Italia, debido a la fuerte ralentización que sufren con respecto a los planes previstos las ventas de vehículos eléctricos en todos los mercados europeos. Igualmente, ACC también aprovechaba para anunciar que iba a cambiar su estrategia de producción de baterías de litio de bajo coste.

2.000 millones de euros de inversión comprometidos

La planta de producción de baterías que ACC iba a levantar en Termoli iba a aprovechar la conversión de la planta de motores que Stellantis tiene en la citada localidad. Para ello, se preveía la inversión de 2.000 millones de euros, de los cuales 370 millones de euros iban a ser aportados por el estado italiano gracias a las subvenciones incluidas en el PNRR italiano.

Se confiaba en que dicha planta estaría operativa en 2026, pero Stellantis parece estar ahora reconsiderando sus planes iniciales y haber pausado su cronograma industrial. De este modo, todo apunta a que estaría cambiando sus planes iniciales y a que la planta no iniciaría su construcción hasta avanzado 2025. Lo que retrasaría la puesta en marcha de la misma hasta 2027.

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El CEO del Grupo Stellantis ha advertido seriamente a las marcas integrantes del mismo respecto de la necesidad de ampliar sus beneficios y enderezar el rumbo. Las que no estén a la altura de las expectativas tienen su futuro comprometido.

Así las cosas, los resultados presentados este pasado primer semestre también están creando bastante preocupación en el seno del propio grupo, máxime cuando el propio CEO de la compañía, Carlos Tavares, ya ha lanzado tras los mismos un serio aviso a las distintas marcas que componen el macrogrupo para enderezar el rumbo.

Tavares avisa a sus marcas: Beneficios o cierre

A finales del pasado mes de julio, Tavares ya se ha cansado de esperar la reacción de algunas marcas y ya manifestó claramente en la rueda de prensa de presentación de los resultados, que hay marcas “que no están a la altura de las expectativas, lo que refleja tanto un contexto desafiante de la industria como de nuestras propias dificultades operativas.

Según declaró el CEO de Stellantis a Bloomberg Televisión, “no le temblará el pulso a hora de echar el cierre de aquellas marcas que no generen beneficios para el grupo”. Y es que tras la fuerte caída de beneficios experimentada por Stellantis, en sus declaraciones Tavares afirmó que están dispuestos a deshacerse de aquellas firmas que no rindan adecuadamente: “Si no ganan dinero, las cerraremos. No podemos permitirnos tener marcas que no generen beneficios”.  

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La escasa rentabilidad que están proporcionando determinadas marcas debido a la escasa demanda de vehículos eléctricos (muy alejada de las previsiones iniciales) pone en entredicho el gran esfuerzo realizado por marcas como FIAT, CITROEN, PEUGEOT, JEEP, OPEL o MASERATI, durante estos últimos años.

Chrysler y Norteamérica en el ojo del huracán

Pero el foco está fundamentalmente puesto en otras como especialmente Chrysler y otras marcas presentes en el mercado americano, cuyas bajas ventas y resultados económicos han contribuido de especial manera a reducir los ingresos del grupo

Así las cosas, se avecina tormenta en el Grupo Stellantis, especialmente en lo concerniente a sus operaciones en el mercado americano, que es donde se ha producido la mayor merma de sus ingresos en lo que va de año. En su momento, cuando se fundó el Grupo FCA hace ya más de 10 años, algunas marcas presentes en el mismo ya arrastraban graves problemas que, caso de no ser solventados hacían inviable su continuidad en el mercado.

La fusión de los grupos Chrysler y Fiat primero, a la que posteriormente siguió la del conformado grupo FCA con el grupo PSA (Peugeot, Citroën, DS) primero al que posteriormente se sumaron Opel/Vauxhall, permitió que todas las empresas del grupo recibieran distintas inyecciones de capital para resolver sus problemas y demostrar su valía en los mercados. Ahora, transcurrido ese tiempo, parece el momento de comprobar si su oferta y viabilidad sigue siendo atractiva como negocio o no. Stellantis, y mucho menos sus accionistas, pueden seguir esperando.