Úrsula Von der Leyen, presidente de la Unión Europea, arranca su segundo mandato con un importante cambio en su discurso. La recién reelegida mandataria europea ahora se esfuerza en dejar claro en su discurso de investidura que las cosas tienen que cambiar en Bruselas con respecto a la movilidad, la industria del automóvil y los planes de descarbonización y electrificación para estos próximos años.
En su discurso ante la nueva Eurocámara, Von der Leyen introdujo distintas aseveraciones que ponen de manifiesto el cambio de mentalidad que su Gobierno quiere mantener para esta nueva legislatura europea que ahora comienza.
La renovada presidente europea dijo querer nuevas “Orientaciones políticas” que permitan “una Europa más fuerte que genere prosperidad, proteja a las personas y defienda la democracia; que ofrezca justicia social y apoye a las personas; que aplique lo que acuerde de manera justa; y que se ciña a los objetivos del Pacto Verde Europeo con pragmatismo, neutralidad tecnológica e innovación”.
Agilizar permisos, agilizar infraestructuras
Para ello, Von der Leyen dejó claro a los europarlamentarios que “nuestra primera prioridad será la prosperidad y la competitividad”. La presidente europea reconoce que en toda la Unión Europea “nuestra competitividad necesita un gran impulso” y eso “empieza por hacer que los negocios sean más fáciles y rápidos. Necesitamos profundizar nuestro mercado único en todos los ámbitos. Necesitamos menos informes, menos burocracia y más confianza, una mejor aplicación y una tramitación más rápida de permisos”.
También dejó claro que la política de la UE en estos próximos años deberá “mantener el rumbo de nuestra nueva estrategia de crecimiento y los objetivos que fijamos para 2030 y 2050. Ahora nos centraremos en la implementación y la inversión para que se haga realidad”, cita que toca de lleno al actual proceso descarbonizador y electrificador de nuestra movilidad.
La presidente fue clara. “Cada año, 300 000 millones de euros de los ahorros de las familias europeas van de Europa a los mercados extranjeros, porque nuestro mercado de capitales está demasiado fragmentado. Y luego, este dinero se utiliza a menudo para comprar empresas europeas innovadoras en el extranjero. Esto tiene que cambiar”, afirmó Von der Leyen.
Von der Leyen pide mejorar la financiación
En su opinión, “las empresas emergentes europeas no deberían tener que buscar en Estados Unidos o Asia para financiar su expansión. Deben encontrar lo que necesitan para crecer aquí mismo, en Europa. Necesitamos un mercado de capitales profundo y líquido. Y necesitamos una política de competencia que apoye a las empresas para que crezcan. Europa debe ser el hogar de las oportunidades y la innovación”.
“Quiero —afirmó en su discurso la reelegida presidente de la UE—, que esta Comisión apoye a las personas allí donde más importa. Si importa a los europeos, importa a Europa. Así es como podemos fortalecer nuestra sociedad. Esto significa garantizar que cada región, en cada parte de Europa, reciba apoyo. Que nadie se quede atrás”.
Todas estas frases parecen dar respuesta a las numerosas quejas que, desde la industria del automóvil en general y de los fabricantes de coches en particular se han venido realizando en los últimos meses ante los fallidos resultados que vienen presentando tanto la transformación de la movilidad como la descarbonización y la electrificación de la misma.
Mayor defensa de la industria europea
Parece que, por fin, de alguna manera tanto los mensajes como, muy especialmente las cifras de ventas y la evolución de las marcas en el sector del automóvil, están calando en los políticos. Y si bien no parece que el veto a la producción de más vehículos con motores de combustión para 2035 vaya a ser eliminada, si que, al menos se tiene claro que es necesario “cambiar el enfoque” con el cual dicho veto se ha de afrontar.
Dar marchas atrás en las resoluciones supondría un severo golpe para muchos de los fabricantes de automóviles, hasta el punto de que muchos de ellos verían peligrar su existencia si hubiera que volver a producir vehículos gasolina o Diesel dado que las multimillonarias inversiones realizadas para la cancelación de los programas existentes de estos vehículos y la puesta en marcha acelerada del desarrollo y producción de vehículos híbridos y electrificados carecerían de los esperados retornos económicos que las empresas precisan para garantizar su existencia.
Los políticos europeos parecen, tras las muchas quejas recibidas y los problemas existentes para llevar a cabo la transformación de la movilidad hacia la descarbonización y la electrificación de la misma, haberse dado cuenta de que las quejas de la industria del motor son ciertas y los vehículos eléctricos no pueden ni deben ser la única solución a adoptar en el mercado para realizar tan importante cambio en los plazos marcados.
En este sentido, las primeras declaraciones públicas realizadas al respecto por la presidente de la Comisión Europea, la política democristiana alemana Úrsula Von der Leyen, suponen todo un cambio en el discurso que la hemos venido escuchando durante toda la anterior legislatura cuando se refería a estos temas.
Según afirma ahora la “nueva” Von der Leyen, es necesario defender al sector del automóvil garantizando la defensa de la “neutralidad tecnológica” durante el proceso de transformación que se sigue en el sector de cara a conseguir lo antes posible la movilidad sostenible. Para ello, la presidente de la CE afirma que es “necesario reforzar” el papel que en esta transición deben jugar los nuevos combustibles sintéticos o e-fuels, así como el resto de alternativas limpias existentes, al tiempo que se mantienen las ya establecidas para la electrificación de la movildad.
Nuevo enfoque: neutralidad tecnológica
“Tenemos —ha dicho Von der Leyen en sus primeras declaraciones al respecto de este asunto tras su reelección como presidente de la Comisión Europea— la obligación de crear predictibilidad para los inversores, fabricantes y, por supuesto, los clientes de la automoción. Llegar a los objetivos marcados requerirá un nuevo enfoque de neutralidad tecnológica en el que los combustibles sintéticos tienen también que desempeñar un importante papel”.
Es evidente que la nueva orientación de las respuestas de Von der Leyen en estos asuntos viene dada por el exigente proceso de negociación al que su presidencia se ha visto forzada para conseguir los apoyos parlamentarios necesarios para su reelección como presidente de la CE durante este nuevo período legislativo. De hecho, Von der Leyen meditó su respuesta ante los medios, durante unos segundos antes de leer en sus declaraciones ante los medios de comunicación lo que llevaba escrito en su discurso.
Von der Leyen dejó claro que el veto a los vehículos con motores de combustión a partir de 2035 en la Unión Europea “se queda”, es decir, seguirá vigente. Sin embargo, su postura es ahora más abierta a considerar cambios que permitan —tal y como desde distintos países (con Alemania a la cabeza) venían pidiendo— que se abran nuevas vías alternativas a la electrificación que permitan igualmente alcanzar una movilidad cero emisiones, como es el caos del uso de combustibles sintéticos, o e-fuels.
Von der Leyen fue incluso más allá y ya habla de “presentar una enmienda específica en este sentido al reglamento aprobado en la anterior legislatura dentro de la revisión prevista del mismo» para el año 2027.
Motores de combustión y combustibles sintéticos
La alternativa para el uso de combustibles sintéticos y biocombustibles se abrió paso en 2023 gracias al veto que Alemania introdujo en su momento a la aprobación de la normativa hoy vigente. Para desbloquearlo, la Comisión Europea finalmente aprobó su desarrollo y, con ello, levantó el veto a la prohibición total de producir motores de combustión a partir de 2035, aceptando la de aquellos que usando esta tecnología careciesen de emisiones contaminantes a partir de 2035.
La vía abierta de los combustibles sintéticos y e-fuels permitirá el uso igualmente de aquellos “electrocombustibles” que se producen mediante el uso de hidrógeno en procesos de electrolisis en los que se utiliza electricidad de origen renovable a la que se añade carbono capturado de la atmosfera para producir la reacción química necesaria mediante la cual se genera un combustible apto para su uso en la mayoría de los actuales motores de combustión con emisiones de CO2 existentes en el mercado. Bastaría entonces con capturar dichas emisiones para convertir estos en motores cero emisiones, lo que permitiría seguir utilizando estas mecánicas con total normalidad.
