Los coches de combustión tienen los días contados. El Parlamento Europeo ha votado a favor de la propuesta de la Comisión y ha dado el paso definitivo para poner fin a la venta de turismos y vehículos comerciales nuevos con motor de combustión en el año 2035. Esto supondrá que, de aquí a 13 años, todos los vehículos nuevos que se vendan en la Unión tendrán que ser eléctricos.
Esta resolución constituye la posición oficial de la Eurocámara en las negociaciones posteriores con los gobiernos de la UE y es el punto de partida para crear una norma vinculante de obligado cumplimiento por parte de los países de la Unión. La legislación definitiva podría estar lista en el último trimestre del año, aunque tendrá que negociarse con los países miembros. España, a pesar de que en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética establecía el horizonte de 2040 para dejar de vender automóviles térmicos, ya adelantó que está de acuerdo con la rebaja de este objetivo para 2035.
5El problema de los cargadores
Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la Unión Europea en su objetivo de eliminar los coches de combustión de las carreteras es la falta de infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos. En Europa pretenden que en 2030 circulen unos 30 millones de coches cero emisiones. Para llegar a este objetivo, habría que instalar 14.000 puntos de carga públicos a la semana en toda la UE, es decir, unos 2.000 diarios, pero la realidad es que el ritmo de crecimiento de nuevas infraestructuras de carga en la UE es de unos 285 al día.
En España, la situación es mucho peor, ya que nuestro país está el tercero por la cola en lo que a movilidad eléctrica se refiere, según los datos del Barómetro de la Electromovilidad de Anfac, la patronal de fabricantes. España no llega a los 5.000 puntos de recarga creados en un solo año, 2021. Eso significa que de esos 285 que se instalan a diario en Europa, España solo aporta alrededor de 13 conectores nuevos cada día.