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La enfermedad que sufren casi 300.000 españoles al año y que les priva de poder conducir

El proceso de renovación del carné de conducir es un trámite común para la mayoría de los conductores, marcado por plazos y requisitos que buscan garantizar la seguridad en las carreteras.

Sin embargo, para aquellos que han enfrentado enfermedades graves, como el cáncer, este procedimiento se convierte en un desafío adicional, generando controversias sobre las condiciones impuestas por la Dirección General de Tráfico (DGT).

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Desafíos para aquellos con enfermedades neurológicas

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Las enfermedades neurológicas, como la epilepsia, plantean desafíos particulares en el proceso de renovación del carné de conducir. Un episodio aislado de epilepsia no necesariamente conduce a la prohibición de conducir. Si han pasado más de seis meses desde el incidente, es posible renovar el carné. Sin embargo, si se han experimentado múltiples episodios, la situación se complica. Un informe médico favorable puede permitir la renovación por períodos específicos, que varían según la frecuencia y la gravedad de las crisis.