Madrugar para enfrentar una interminable fila de coches, avanzar a trompicones y ver cómo el reloj avanza sin piedad mientras seguimos inmóviles es una experiencia que pone a prueba la paciencia de cualquiera. ¿Cuántas veces nos hemos sentido atrapados en el tráfico, deseando desaparecer del caos? Los atascos no solo afectan nuestros horarios, sino también nuestra salud mental. Sin embargo, aunque no siempre se pueden evitar, sí podemos aprender a manejarlos sin perder los papeles. Aquí te dejamos cuatro consejos prácticos para que los atascos dejen de ser una pesadilla.
1Controla tus pensamientos: no te anticipes al caos
El tráfico denso puede ser frustrante, pero muchas veces el estrés empieza mucho antes de encontrarnos con él. Anticipar el atasco, quejarnos del mismo mientras nos dirigimos hacia él, o preocuparnos por lo que nos espera en la carretera solo nos carga de tensión innecesaria. ¿Qué hacer entonces? La clave está en prepararnos mentalmente.
Antes de salir, realiza ejercicios de respiración o alguna técnica de relajación que te ayude a mantener la calma. Visualiza el trayecto de forma neutral o positiva. Dejar anticipar el caos no solo te ayudará a enfrentarlo con una mejor actitud, sino que también reducirá la ansiedad que suele acompañar a los atascos. Recuerda que tu estado de ánimo al volante afecta directamente cómo enfrentas el tráfico.
