El coche eléctrico ha entrado en nuestras vidas como una solución crucial para transformar la movilidad y hacerla más sostenible, especialmente en un contexto de creciente preocupación por el cambio climático. Este avance tecnológico no solo se alinea con los objetivos globales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también está impulsado por políticas ambiciosas, como la prohibición de vender vehículos de combustión interna en la Unión Europea a partir de 2035.
A medida que la industria automotriz evoluciona hacia opciones más limpias y eficientes, es fundamental abordar y desmentir los mitos persistentes que rodean a los vehículos eléctricos (VE), facilitando así su aceptación y adopción. En este sentido, Wenea, el operador líder independiente de carga de vehículos eléctricos en España, destaca cuatro puntos clave que abordan las preocupaciones más comunes de los conductores.
2La rentabilidad a largo plazo es evidente
Otro mito frecuente es el alto coste total de propiedad y mantenimiento de los vehículos eléctricos en comparación con los de combustión interna. Si bien el precio de compra de un coche eléctrico puede ser inicialmente más alto, el coste total de propiedad a largo plazo puede ser significativamente menor.
Esto se debe a que los VE tienen menos piezas móviles que los coches de combustión interna, lo que reduce los costes de mantenimiento. Además, el coste de la electricidad para cargar un VE es generalmente menor que el coste del combustible. De hecho, el coste total de un coche eléctrico durante 10 años puede rondar los 49.095€, en comparación con los 73.983€ de un vehículo de combustión interna. Esta diferencia significativa en los costes demuestra que los coches eléctricos no solo son una opción más sostenible, sino también más económica a largo plazo.
