La adquisición de coches suele ser una inversión considerable para cualquier ‘currito’ medio de turno porque para los mortales cada vez es más difícil acceder a los amplios lujos de la clase media, asequibles en el pasado y casi inalcanzables en la actualidad. Sin embargo, es importante comprender que, en la mayoría de los casos, los coches no se consideran activos que generen ganancias a lo largo del tiempo.
De hecho, la mayoría de los automóviles tienden a perder un valor significativo con el paso del tiempo, especialmente durante los primeros años posteriores a su matriculación. Aunque existen excepciones notables, la regla general es que la depreciación automovilística es una realidad con la que los propietarios deben lidiar.
1BMW serie 7: El lujo no es inmune a la depreciación
Uno podría pensar que los vehículos de lujo, con su sofisticación y prestigio, serían inmunes a la depreciación acelerada. Sin embargo, sorprendentemente, el BMW Serie 7, el buque insignia de la renombrada firma alemana, se encuentra entre los 10 coches que más valor pierden en los tres primeros años después de su matriculación. Este automóvil de lujo se deprecia en un sorprendente 32.99% en tan solo 36 meses.
¿Por qué sucede esto? La feroz competencia en el mercado de vehículos de lujo juega un papel crucial. Los compradores de estos automóviles buscan constantemente lo último y lo mejor en términos de tecnología, diseño y rendimiento. A medida que surgen nuevos modelos y tecnologías, los vehículos más antiguos, como el Serie 7, pierden su atractivo y valor en el mercado de segunda mano. La inversión continua en investigación y desarrollo por parte de los fabricantes de automóviles de lujo significa que los modelos anteriores se vuelven obsoletos más rápidamente de lo que muchos propietarios podrían anticipar.