La adquisición de coches suele ser una inversión considerable para cualquier ‘currito’ medio de turno porque para los mortales cada vez es más difícil acceder a los amplios lujos de la clase media, asequibles en el pasado y casi inalcanzables en la actualidad. Sin embargo, es importante comprender que, en la mayoría de los casos, los coches no se consideran activos que generen ganancias a lo largo del tiempo.
De hecho, la mayoría de los automóviles tienden a perder un valor significativo con el paso del tiempo, especialmente durante los primeros años posteriores a su matriculación. Aunque existen excepciones notables, la regla general es que la depreciación automovilística es una realidad con la que los propietarios deben lidiar.
2Infiniti Q50: Un caso de desaparición de marca y cambio en preferencias
El Infiniti Q50 es otro ejemplo de un automóvil que sufre una depreciación significativa en sus tres primeros años de vida. Una de las razones clave detrás de esta depreciación es la decisión de la marca japonesa, propiedad de Nissan, de dejar de vender coches nuevos en Europa. Esta medida generó incertidumbre entre los compradores acerca de la disponibilidad de repuestos y servicios de mantenimiento, lo que afectó negativamente la demanda y, por lo tanto, la depreciación del Q50.
Además, la tendencia en el mercado automovilístico hacia los vehículos utilitarios deportivos (SUV) ha tenido un impacto importante en la depreciación de sedanes como el Q50. Los consumidores están optando cada vez más por los SUV debido a su versatilidad y mayor capacidad de carga. Los sedanes han perdido popularidad en comparación, lo que ha llevado a una depreciación más rápida de estos modelos.
