El mundo de la movilidad está cambiando a un ritmo acelerado. Ya no se trata solo de elegir entre el transporte público o el coche de combustión tradicional. Ahora, una tercera opción se ha consolidado como una alternativa no solo viable, sino crucial para el futuro de nuestras ciudades: la movilidad eléctrica. Analizamos por qué es hora de dejar aparcado tu coche de combustión y también de replantearte si el transporte público es la mejor solución. Aquí te damos cinco razones de peso para apostar por la movilidad eléctrica.
1Sostenibilidad y reducción de emisiones
El impacto medioambiental es el principal motor que impulsa la transición hacia la movilidad eléctrica. A diferencia de los vehículos de combustión, los eléctricos no emiten dióxido de carbono ni otros gases contaminantes que dañan tanto el planeta como nuestra salud.
En las ciudades más grandes, la contaminación del aire es uno de los problemas más graves. Y aunque el transporte público emite menos contaminantes por persona, sigue siendo una fuente de emisiones. Los autobuses, trenes y metros aún dependen, en muchos casos, de fuentes de energía no completamente limpias. En este sentido, los vehículos eléctricos, ya sean coches, bicicletas o patinetes, se presentan como la alternativa perfecta para moverse sin comprometer la calidad del aire.