Desde que Pere Navarro asumió el cargo de Director General de Tráfico en 2018, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha enfrentado una serie de problemas en la gestión de sus cuentas anuales. Estas dificultades no solo han puesto en duda la capacidad del organismo para manejar su presupuesto, sino que también han generado tensiones con el Ministerio de Hacienda. La situación se ha agravado hasta el punto de que, en 2023, las cuentas de la DGT fueron nuevamente suspendidas, generando un enfrentamiento directo con las autoridades fiscales.
2Un problema recurrente y creciente
Lo que resulta especialmente alarmante es que la situación ha empeorado con el tiempo. En 2022, la DGT solo pudo acreditar 87 millones de euros de los 810 que supuestamente estaban bajo su control. En 2023, la cifra cayó a 82 millones, lo que significa que la cantidad de bienes sin soporte documental válido aumentó en casi 3 millones de euros en un solo año.
Este patrón de deterioro ha sido constante desde 2019, con una pérdida acumulada de bienes valorados en más de 110 millones de euros. Es particularmente preocupante que, año tras año, gran parte del patrimonio de la DGT no pueda ser justificado ni verificado, lo que siembra la duda de una gestión inadecuada y un riesgo elevado de fraude o pérdida de bienes.
