En España, existen carreteras que todos pagamos, aunque no las pisemos. Son los ‘peajes en la sombra’, vías financiadas con impuestos en vez de con peajes directos. El gobierno paga a las concesionarias según su tráfico; y el dinero sale de los bolsillos de todos, incluso de quienes nunca las usan. Este sistema ha generado mucha controversia en los últimos años, tanto en nuestro país como en la Unión Europea. El debate sobre cómo financiar su mantenimiento sigue sobre la mesa.
2Galicia y sus cuatro peajes encubiertos
En Galicia, cuatro carreteras importantes funcionan bajo este sistema de ‘peaje en la sombra’. La primera es la AG-56, que conecta Santiago de Compostela y Noya. Esta autovía es un enlace clave para la movilidad en la región y se ha beneficiado de este régimen de financiación indirecta para asegurar su funcionamiento sin la necesidad de cobrar a los conductores.
Otras carreteras gallegas en el mismo régimen son la AG-41, conocida como la Autovía de Salnés; la AG-11 o Autovía de Barbanza; y la AG-31 que conecta Orense y Celanova. Todas han sido rescatadas por la Xunta de Galicia por problemas de déficit financiero: ahora es el gobierno autonómico quien cubre sus costes de mantenimiento. Pero la inversión sigue sufragándose con impuestos, lo que significa que cualquier ciudadano, utilice o no estas carreteras, contribuye a su financiación.