En España, nueve autopistas llevan una década sin generar beneficios ni cumplir su objetivo de descongestionar el tráfico. Tras ser rescatadas por el Estado después de la crisis financiera de 2008, la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (SEITT) se hizo cargo de su gestión, pero los resultados siguen siendo decepcionantes. La falta de usuarios y un diseño ineficaz han convertido estas autopistas en un problema financiero para el país.
2Pérdidas continuas
En los primeros seis años de gestión pública, las autopistas han generado 457 millones de €, con un neto de explotación de solo 73 millones. Este margen operativo del 21% es muy bajo en comparación con otras autopistas del país, que suelen superar el 70% de rendimiento. Las carreteras más problemáticas son la R-2, R-3, R-4, R-5, M-12 (Eje Aeropuerto) y la AP-41 (Madrid-Toledo), que siguen operando con márgenes muy reducidos o incluso en números rojos.
Un ejemplo es la M-12, que conecta la M-40 con la Terminal 4 de Barajas. A pesar de haberse diseñado para aliviar el tráfico hacia el aeropuerto, apenas registra 7.200 vehículos diarios; muy lejos de los 50.000 que se preveían en su inauguración en 2005. El año pasado, acumuló pérdidas de 0,97 millones de €. La AP-41, diseñada para descongestionar la A-4 hacia Andalucía, perdió 2,4 millones ese mismo año.