En España, nueve autopistas llevan una década sin generar beneficios ni cumplir su objetivo de descongestionar el tráfico. Tras ser rescatadas por el Estado después de la crisis financiera de 2008, la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (SEITT) se hizo cargo de su gestión, pero los resultados siguen siendo decepcionantes. La falta de usuarios y un diseño ineficaz han convertido estas autopistas en un problema financiero para el país.
4Tarifas reducidas y uso limitado
Uno de los factores que ha influido en la baja rentabilidad de estas carreteras es la reducción de tarifas. Con la intención de incentivar el uso de las autopistas, en 2018 se implementó una rebaja del 30% en los importes. Además, las barreras de peaje se levantan entre las 00:00 y las 06:00, permitiendo el tránsito gratuito durante esas horas.
Pese a estas medidas, el tráfico sigue siendo limitado. La falta de incentivos que atraigan a los conductores, sumado a la competencia de rutas gratuitas, ha hecho que las autopistas no logren cumplir su propósito original de descongestionar las principales vías de acceso a grandes ciudades. La M-12, por ejemplo, compite directamente con la M-11, una alternativa gratuita y de alta capacidad que la ha dejado en desventaja desde su apertura.