En España, nueve autopistas llevan una década sin generar beneficios ni cumplir su objetivo de descongestionar el tráfico. Tras ser rescatadas por el Estado después de la crisis financiera de 2008, la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (SEITT) se hizo cargo de su gestión, pero los resultados siguen siendo decepcionantes. La falta de usuarios y un diseño ineficaz han convertido estas autopistas en un problema financiero para el país.
5Un futuro incierto
El futuro de estas autopistas sigue siendo incierto. La SEITT no espera beneficios significativos en los próximos años. Aunque se han destinado recursos para su mantenimiento y actualización, parece poco probable que estas infraestructuras puedan revertir su situación financiera. El caso de la AP-41, que nunca llegó a cumplir su función de alternativa a la A-4 por razones medioambientales, es un ejemplo de cómo una mala planificación puede condenarlas al fracaso desde su concepción.
Por otro lado, autopistas como la Circunvalación de Alicante, que apenas logró un beneficio de 430.000 € en 2023, demuestran que incluso en los casos en que se ha alcanzado el equilibrio financiero, los márgenes son demasiado estrechos para considerarse sostenibles a largo plazo. El rescate de estas autopistas parece no haber sido suficiente para solucionar el problema de fondo: una combinación de estructuras mal diseñadas, expectativas demasiado optimistas y un tráfico que no justifica la inversión realizada.
