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El accesorio que tiene tu Dacia Sandero, pero que no lleva un Bugatti Chiron de 3 millones.

Cuando uno piensa en un Bugatti Chiron, imagina velocidad extrema, lujo desmesurado y una ingeniería tan avanzada que roza lo inimaginable. Lo que pocos considerarían es que un coche valorado en tres millones de euros, diseñado para alcanzar velocidades de hasta 380 km/h, carezca de algo tan básico como un portavasos. Pero esta realidad, que a simple vista puede parecer trivial, marcó la diferencia para Shannon Ralston, empresaria texana, madre de 12 hijos y propietaria de un Chiron que utiliza casi a diario.

El momento clave ocurrió durante un caluroso día en Texas, cuando Ralston derramó accidentalmente una bebida energética en el interior de su exclusivo coche. Sin un portavasos donde colocar su botella, el contenido terminó en el hueco de la puerta del conductor, convirtiéndose en una anécdota que dejó al descubierto una peculiar carencia de este superdeportivo. Shannon, acostumbrada a gestionar tanto su vida empresarial como familiar con precisión, encontró irónico que su Dacia Sandero familiar contase con algo tan básico que faltaba en su Bugatti.

El reclamo de Shannon Ralston a Bugatti

El reclamo de Shannon Ralston a Bugatti

Lejos de quedarse en la queja, la empresaria recurrió a las redes sociales para compartir su experiencia y pedir una solución al equipo de diseño del Chiron, liderado por Frank Heyl. Su publicación, en la que calificaba un portavasos como su “deseo navideño”, se convirtió en un fenómeno viral. Con un tono que mezclaba humor y honestidad, señaló que incluso los propietarios de coches de lujo necesitan comodidad: “Sí, sé que no debería beber mientras conduzco el coche más rápido del mundo, pero vivo en Texas. ¡Hace calor!”.

Heyl y su equipo no tardaron en responder al inusual pedido. En menos de una semana, presentaron un diseño personalizado para un portavasos compatible con el interior del Bugatti Chiron. Este accesorio, hecho a medida, se inserta en el compartimento de la puerta y puede sostener botellas o latas delgadas. Para añadir un toque personal, el equipo grabó el nombre de Shannon en color rosa intenso, a juego con los detalles del interior del vehículo.

La respuesta de la empresa

Bugatti respondió al pedido

El gesto de Bugatti no solo solucionó el problema, sino que demostró la atención al detalle y el compromiso con sus clientes, incluso cuando las demandas puedan parecer fuera de lugar. La solución no es estándar ni económica, ya que cualquier propietario interesado deberá pasar por caja, pero la marca deja claro que el lujo y la personalización van de la mano.

La historia de Shannon Ralston y su portavasos personalizado es una curiosa lección sobre cómo incluso los superdeportivos más avanzados pueden carecer de lo esencial. También resalta cómo las grandes marcas pueden humanizarse al atender necesidades prácticas. Al final, lo que parecía un simple detalle se convirtió en una muestra de que, incluso en el mundo del lujo, los pequeños gestos cuentan.