En 2021, la Comisión Europea adoptó el Plan de acción de la UE, ‘Hacia la contaminación cero del aire, el agua y el suelo’. Esta iniciativa tiene como objetivo reducir la contaminación a niveles que ya no se consideran dañinos para la salud y los ecosistemas naturales. Entre las medidas clave para 2030, incluye también reducir en un 30% la proporción de personas que están expuestas de forma crónica al ruido del tráfico.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) se ha mostrado a favor de esta reducción y ha encargado un estudio que examina cómo se puede lograr el objetivo previsto. Un informe que destaca que disminuir la carga de ruido ambiental para los ciudadanos europeos es un proceso a largo plazo y establece una hoja de ruta a través del Plan de Acción de Contaminación Cero.
La principal conclusión del estudio es que, basándose en reducciones de límite hipotéticas (valor límite), la mejora del nivel sonoro global para ruido ambiental en 2040 en relación con la normativa actual existente sería 0.7 decibelios en áreas urbanas.
Un factor clave para ello es la penetración en el mercado de vehículos más nuevos (como los eléctricos) y de medidas alternativas, como la implementación de superficies de carretera de bajo ruido o de los límites de velocidad, que influirían en el ruido de forma más significativa que una reducción de los valores límite en la segunda mitad de esta década.
El objetivo de las posibles disminuciones futuras sería mitigar aún más el ruido del tráfico en el mundo real, sobre todo en las situaciones y lugares en los que las personas se ven significativamente afectadas por las emisiones de ruido. Asimismo, ACEA ha defendido la posibilidad de aplicar las medidas a nivel local en áreas críticas con graves problemas de emisión de ruido.
ACEA aboga por mejorar los mapas de ruido
El estudio también sugiere que las medidas que disminuyen el ruido ambiental deben reflejarse en las herramientas de evaluación del ruido, los denominados mapas de ruido. Actualmente, los avances tecnológicos hacia vehículos más silenciosos (eléctricos) no se tienen en cuenta en las herramientas de elaboración de estos mapas. Como resultado, los mapas tienden a estimar las fuentes de sonido como más fuertes de lo que son en realidad, lo que lleva a la conclusión de que el aumento del tráfico supondrá un aumento del ruido.
El informe de ACEA también destaca que para reducir el ruido se necesita el apoyo de otras partes interesadas, «en particular de los responsables políticos, para maximizar el impacto de los vehículos silenciosos en el tráfico rodado diario y hacer que los ciudadanos europeos perciban los avances en la reducción del ruido».