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Ford Edge. Objetivo premium

Ford quiere que su nuevo Edge quite clientes a los modelos premium del segmento medio-alto. Y sus argumentos llegan de un tamaño superior -4,81 metros de longitud-, un equipamiento más completo y una imagen exclusiva, junto a un precio más contenido. Y para España han previsto una reducida gama de cinco versiones, con dos motores diesel de 180 y 210 CV -siempre con tracción total-, cajas manual o automática de doble embrague PowerShift -ambas de 6 velocidades-, y acabados Trend, Titanium y Sport.

La gran longitud del nuevo SUV de Ford ha ayudado a crear un interior de 5 plazas -7 plazas con la mayor distancia entre ejes que se ofrece solo en China- y espacio a raudales tanto para pasajeros como para equipaje. Además, el piso de las plazas traseras es casi plano, los respaldos se reclinan y al abatirlos por completo dejan una superficie plana con el maletero, que esconde una rueda de repuesto pequeña. El acabado general es bueno gracias a las mejoras respecto a la versión que se vende al otro lado del Atlántico, pero podría ser aún mejor ya que la zona central del salpicadero está rematada con un plástico duro de buena calidad pero imagen y tacto mejorables. Detalle que no penaliza un buen resultado global.

Motor16

Pero lo malo de un gran tamaño es que irremediablemente va unido a una masa mayor. El Edge, por ejemplo, pesa 110 kilos más que un BMW X3 de mecánica equivalente, y las prestaciones se resienten. Esto significa que aunque los dos motores mueven con solvencia al Edge, es el biturbo de 210 CV el más indicado para aquellos que viajen normalmente con carga o prefieran que, en un momento dado, les sobren 10 ó 20 caballos en vez de notar que el motor se queda corto. Además, el TDCi más potente va siempre asociado al cambio automático de doble embrague, que es una delicia y, en conjunto, homologa un consumo idéntico al de su hermano menor.

Equilibrio perfecto en marcha

El Edge parte de la plataforma de Mondeo y S-Max, por lo que, de alguna forma, queda asegurado un equilibrio entre agarre, aplomo y confort. En Ford no han considerado oportuno ofrecer una suspensión regulable; ni falta que hace, porque el Edge traza por su sitio, apenas balancea y en zonas viradas no acusa el peso en exceso. Las versiones Sport llevan un tarado algo más firme y una dirección eléctrica adaptativa que gustará a los que realicen una conducción más dinámica. Pero, en general, es agradable y eficaz, un comportamiento típico de casi todos los Ford.

Su altura libre al suelo es de 152 mm a plena carga, y de 203 en condiciones normales, datos que permiten al Edge salir del asfalto solo por caminos de dificultad media.

Los precios, ya solo con el descuento básico de 4.250 euros, son competitivos, sobre todo gracias a un equipo de serie que en el Titanium -será el nivel más solicitado- cuenta entre otros con pantalla táctil de 8 pulgadas, cámara de visión trasera, climatizador bizona, navegador, apertura y arranque sin llave, portón 'manos libres' y asistente precolisión con detección de peatones. El Edge, con todos los descuentos posibles, está disponible desde 36.000 euros.

Gama Ford Crossover. Tres, y aumentando

La gama todocamino de Ford cuenta ya con tres integrantes en Europa: EcoSport, Kuga y Edge. Pero hasta 2018 la familia crecerá con dos modelos más. Hay que tener en cuenta que desde un punto de vista global Ford es, desde hace años, uno de los fabricantes de SUV más importantes del mundo. Y con el Edge comienzan la ofensiva en el viejo continente. En cuanto a España, las ventas del segmento todocamino han pasado del 14 por ciento en 2012 a un 27 por ciento en lo que llevamos de 2016, y se espera que a finales de este ejercicio ese porcentaje aumente hasta el 30 por ciento. Pero antes de que lleguen nuevos modelos veremos a finales de año un Edge y un Kuga Vignale, este último ya con la remodelación que incluirá un frontal con la parrilla hexagonal del Edge.