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Conducimos el Peugeot 5008 Puretech 130. Qué grande

El Peugeot 5008 rompe moldes; por versatilidad interior podría considerarse monovolumen, por su aspecto exterior, definirse como SUV, y por su dinámica, pasar por un familiar. Hace unas semanas lo conducíamos en Lisboa y ahora hemos hecho un recorrido intensivo -340 kilómetros- con una de las versiones más redondas, dotada del motor tricilíndrico de gasolina 1.2 PureTech con 130 caballos y el cambio automático EAT6. Una combinación que se ajusta perfectamente al carácter familiar del coche.

Motor de tres cilindros

Nos ponemos al volante del 5008 en la estación del AVE de Lérida para cubrir los 170 kilómetros que la separan de Baqueira Beret, una carretera de montaña, repleta de curvas y con mucha circulación, que es un buen 'circuito' para medir las posibilidades de este propulsor pequeño, pero con brío gracias a un par máximo de 23,5 mkg a solo 1.750 vueltas, con lo que ofrece un empuje casi instantáneo. Eso le lleva, por ejemplo, a realizar la simulación de un adelantamiento -de 80 a 120 km/h- en un tiempo de solo 7,1 segundos en modo Sport. Y todo con una suavidad que nos hace olvidar que, realmente, lo que llevamos bajo el capó es un tricilíndrico, pues no transmite ningún tipo de vibración extraña, ni lo delata un sonido raro.

El cambio es rápido y baja de marchas con contundencia cuando nos aplicamos sobre el pedal del acelerador. Y gracias a las levas se pueden reducir marchas con gran facilidad.

Y si hablamos de ese 'comportamiento de familiar' nos reafirmamos. El 5008 te transmite confianza en cada kilómetro, con unas suspensiones confortables y que no balancean en exceso. Es un coche grande, pero noble y dócil, que obedece fielmente el trabajo del conductor sobre el volante. En definitiva, un viajero excelente con el que el conductor disfrutará al máximo mientras el resto del pasaje viajan con un espacio sobresaliente y una modularidad que no envidia nada a la de los modelos monovolumen.