Hemos tenido que ir a buscar los coches a la octava planta de un parking olvidado y vacío en medio de la nada, en un traslado en el que solo ha faltado que nos vendaran los ojos. No hay dossier de prensa escrito, al coche no le cabe ni un psicodélico dibujo más en su carrocería para despistar, y los ingenieros del Centro Técnico de Seat en Martorell que nos acompañan hablan lo justo y responden casi conforme a un guión aprendido de memoria en el que no caben palabras de más y sí información de menos. Pero todo este enredo y parafernalia propia de una película de espías merece la pena. Porque, mucho antes de que vea la luz y llegue a los concesionarios, hemos podido probar el nuevo Seat Tarraco durante muchos más kilómetros y más al límite de lo que se suele hacer en este tipo de pruebas, señal de la seguridad y la confianza que los responsables de la marca tienen en su nuevo producto.
En teoría, el Tarraco viene a ser lo que el Skoda Kodiaq es al Karoq o lo que el VW Tiguan Allspace es el Tiguan a secas. Es decir, un Ateca de mayor longitud y dotado de una tercera fila de asientos para acomodar a dos ocupantes adicionales, preferiblemente niños. Sin embargo Seat no se ha conformado con eso, que hubiera sido lo fácil. Y el Tarraco llega con el objetivo de convertirse en el buque insignia de Seat y, además, meter la cabeza lo que pueda en el segmento premium y no precisamente por la puerta de atrás. Desde luego argumentos no le van a faltar, aunque esos objetivos siempre son más fáciles de lograr sobre el papel que en la realidad. No obstante el Tarraco le pone ganas, empeño y tecnología.
El Seat cuya llegada está prevista para los inicios del año que viene, mide 4.735 mm, es decir 370 milímetros más que un Ateca e incluso 30 mm más que un Kodiaq. Y sus 2.787 milímetros de distancia entre ejes también suponen un gran incremento de 157 mm respecto a la batalla de su hermano pequeño, compartiendo prácticamente este dato con el Skoda de siete plazas. El Tarraco también es seis centímetros más alto que el Ateca lo que se traduce en un todocamino con una presencia mucho más imponente y, sobre todo, con un interior especialmente aprovechado y de espacio generoso, que en definitiva era el objetivo de este modelo.
Todas las unidades que hemos tenido ocasión de probar contaban con tercera fila de asientos por lo que desconocemos el espacio disponible en los modelos con 5 plazas (es de suponer que mucho mayor), pero lo que sí podemos asegurar es que en el Tarraco de siete hay sitio de sobra, al menos en las dos primeras filas. Nuestras mediciones confirman la primera sensación, sobre todo cuando comprobamos que sentados cómodamente y sin agobios al volante con nuestra talla de 1,86 metros, otro ocupante de la misma talla podría ir sentado detrás del conductor y aun así le sobrarían 12 centímetros de espacio hasta tocar con las rodillas en el respaldo delantero. Hablamos de una situación en la que la banqueta de la fila central, desplazable longitudinalmente 180 mm, se encontraba retrasada al máximo. Un sistema que permite regular el espacio en la tercera fila en función de las necesidades. Y van a ser muchas si esas plazas no sean ocupadas por chavales. Como ocurre tanto en Kodiaq como en Tiguan Allspace, el acceso a la tercera fila no es fácil ni cómodo y la estancia en esa parte adicional ganada con un gran voladizo trasero conviene que no sea muy prolongada.
El maletero también es un regalo para los más necesitados de espacio. El Tarraco con cinco plazas anuncia 760 litros, por 720 de su primo de Skoda. Y la versión de siete asientos libera 700 litros, por 630 del Kodiaq, cuando se abate la tercera fila. Y recordemos que el Ateca se conforma con 510 litros. El espacio que queda libre cuando van las siete plazas ocupadas no sabemos lo que cubica en el Tarraco, pero el Kodiaq anuncia 270 litros, que serán alrededor de 300 en el español.
Cuatro opciones de motor
El Tarraco en España contará con una gama mecánica de cuatro propulsores, dos de gasolina y dos diésel. En gasolina el todocamino español llevará un 1.5 TSI de 150 CV con cambio manual de 6 velocidades y tracción delantera, y un 2.0 TSI de 190 con cambio DSG de 7 marchas y tracción total 4Drive. Y en diésel, porque hay diésel para rato aunque quieran demonizarlo, un 2.0 TDI de 150 CV que puede ser manual o automático y tracción delantera o total, y un 2.0 TDI de 190 CV con cambio DSG de 6 marchas y tracción total.
Durante la cita a ciegas probamos primero el 1.5 TSI manual cuyo empuje a bajas revoluciones no nos termina de convencer, sobre todo teniendo en cuenta que el Tarraco pesa entre 237 y 272 kilos más que un Ateca en función de si es 5 ó 7 plazas, y 54 más que un Kodiaq a igualdad de motor y cambio. Nos gusta mucho más el Tarraco TDI de 150 caballos, al que notamos más lleno en toda la gama de revoluciones sin que su sonoridad destaque mucho más que la del 1.5 de gasolina y sin que esos kilos extra se noten tanto. Loable en este caso una labor de insonorización que se aprecia intensa buscando el refinamiento propio de un modelo alto de gama.
Y bestial el trabajo del centro técnico de Seat en Martorell que ha sabido dar también a este modelo el toque mágico personal en forma de ADN al conjunto cambio-frenos-suspensiones hasta prácticamente igualar el tacto, las inercias, el aplomo, en definitiva la dinámica del Ateca a pesar del mayor peso del conjunto. Y si en asfalto el Tarraco nos ha sorprendido como en su día nos sorprendió el Ateca, en el campo hemos podido comprobar que puede llegar mucho más lejos de lo que uno se pueda imaginar a pesar de su mayor distancia entre ejes. Parte del truco llega de la mano de una mayor altura libre al suelo fijada en 201 mm (por 180 del Ateca), pero además derrocha solidez y su chasis apenas se retuerce incluso en las zonas más críticas, las trialeras más salvajes o los cruces de puenta más extremos.
Poco sabemos del equipamiento del Tarraco o de los precios, pero sí que el SUV español estrenará nuevos equipamientos de seguridad como el nuevo Front Assist con protección de peatones y ciclistas, un nuevo asistente de precolisión y un sistema antivuelco de nueva factura. Y respecto a precios, a igualdad de motor y cambio el Tarraco estimamos que costará alrededor de 5.000 euros más que el Ateca, sumando 1.000 más si se elige la opción de siete plazas.
5 y 7 PLazas. Más grande que un Kodiaq
La gracia y la razón de ser del Seat Tarraco en relación al Seat Ateca es, además del mayor espacio y el incremento en el volumen del maletero, una tercera fila de asientos que el segundo no tiene. Como ya ocurre en el Skoda Kodiaq (en las fotos inferiores) el acceso y la salida no son tareas cómodas, y la sexta y séptima plazas son asientos para familias muy numerosas, situaciones de emergencia y traslado inesperado de amigos de clase de tus hijos o trayectos cortos de adultos que, en función de su estatura (la cota de altura es muy limitada), irán mejor o peor acomodados. En la marca hermana Skoda se trata de una opción de menos de 1.000 euros que lleva aparejado un equipamiento adicional que no tiene la versión de 5 plazas.