Con la llegada de la primavera se disparan los niveles de polen. Y con ello la alergia. Casi todos lo notamos, pero su incidencia negativa afecta especialmente a las personas alérgicas.
3La alergia primaveral y la conducción
Un pequeño pero significativo porcentaje de los fallecidos por accidente en España están vinculados a la alergia primaveral. Los síntomas de la alergia influyen en la seguridad al volante.
Según diferentes estudios, el riesgo de sufrir un accidente de tráfico aumenta en un 30% para los conductores alérgicos. Un conductor, en plena crisis, sufrirá estornudos de manera continuada y lagrimeo de ojos. Una serie continua de estornudos seguidos afectará a la concentración al conducir.
Según explica la Dirección General de Tráfico, en una secuencia corta de estornudos, que pueda durar cinco segundos, a 90 kilómetros por hora el conductor perderá la atención necesaria durante unos 125 metros.
Circulando a 100 km/h, la distancia recorrida sin la atención necesaria sobre la carretera pasará a ser de unos 140 metros. Y si la cadencia de estornudos se mantiene durante diez segundos, la distancia se duplica.
La irritación en los ojos crea problemas de visión, que se vuelve especialmente delicada cuando la visibilidad se reduce con el sol o existe un lagrimeo excesivo que hace borrosa la visión.
También la alergia primaveral tiene una importante influencia sobre el sueño, alterando éste. Crea un déficit que se manifiesta en lo que se denomina somnolencia diurna, lo que también interfiere en la seguridad al volante.