La gestión de los radares en Madrid siempre ha sido motivo de debate entre conductores y autoridades. Más allá de su objetivo de reducir accidentes y controlar la velocidad, se han convertido en una fuente inagotable de ingresos para las arcas municipales.
Uno de estos dispositivos, ubicado estratégicamente en el km 4 de la M-30, destaca no solo por su capacidad para sancionar, sino también por su increíble rentabilidad. ¿Podría el alcalde José Luis Martínez-Almeida comprarse un lujoso Bugatti Mistral solo con lo recaudado por este radar? En este artículo, vamos a analizarlo.
5Los conductores: víctimas de los controles
Conducir por Madrid se ha vuelto una pesadilla, especialmente para quienes desconocen las ubicaciones de los radares. Muchos afirman que, más que hacerles sentir más seguros, les generan una sensación constante de vigilancia y miedo a ser multados.
La red de control de velocidad está diseñada para cubrir cada rincón, con dispositivos en túneles, avenidas y salidas estratégicas, lo que deja poco margen para el error. Los conductores tienen la percepción de que, más que para velar por la seguridad vial, lo que busca el ayuntamiento de Almeida es recaudar tanto como sea posible.