Los coches eléctricos que se venden en la Unión Europea proceden en su mayoría de China. Así lo ha evidenciado un reciente estudio realizado en 28 mercados por la consultora especializada en automóvil Jato Dynamics, donde se constata que dos de cada cinco de los coches eléctricos más vendidos en Europa han sido fabricados en el país asiático. Modelos y fabricantes que, en muchos casos, cuentan con ayudas del Estado, lo que en la Unión Europea consideran que es una distorsión del mercado.
En este contexto, la Unión Europea sigue adelante en sus planes de imponer aranceles a la importación de estos coches y ya ha publicado el Reglamento que regulará estos gravámenes de forma provisional durante los próximos 4 meses.
Gravámenes a los coches de entre el 17,4% y el 37,6%
Según consta en el documento que ha hecho público la UE, se imponen medidas compensatorias provisionales sobre las importaciones de coches eléctricos originarios de China que supondrán diferentes tipos de gravamen en función de la marca. En concreto, será del 17,4% para BYD, el 19,9% para los coches del Grupo Geely y el 37,6% para el Grupo SAIC; entre otros. Aranceles que no se aplicarán solo a estas empresas procedentes de China sino también a otras que fabriquen en el gigante asiático como puede ser Tesla o BMW, parte de cuyos modelos se producen allí.
La medida ha suscitado un gran debate, debido al desacuerdo no solo de China sino también de países como Alemania o Suecia, que temen una guerra comercial. Bruselas sigue negociando con Pekín para buscar una solución que satisfaga a todos y, de momento, el acuerdo provisional ha rebajado algunos de los porcentajes planteados de inicio (17,4% a BYD, 20% a Geely y 38,1% a SAIC).
Según lo que recoge el Diario Oficial de la UE, la medida responde al hecho de que existen «pruebas suficientes que demuestran que las importaciones de coches eléctricos originarios de China se benefician de subvenciones» Estas subvenciones han permitido, según explica el documento que las importaciones de coches procedentes de ese país «aumenten rápidamente su cuota de mercado en la UE en detrimento de la industria de la Unión».
Los aranceles tendrán que ser votados de forma definitiva
En la práctica, la medida entrará en vigor el 5 de julio y se aplicará durante los próximos cuatro meses, pero antes se votará de forma consultiva por parte de los estados miembros de la Unión. Esta votación servirá como referencia para palpar la opinión de todos los estados miembros de la UE sobre la medida.
Dentro de este plazo, la UE deberá adoptar una decisión definitiva. Si se considera que deben mantenerse los aranceles, tendrá que consultar formalmente a los Veintisiete, que podrán aprobar o rechazar la decisión por mayoría cualificada. Entre los países que votarían a favor se encuentran España y también nuestros vecinos Francia e Italia, que con solo sus votos suman el 40% de la población, por lo que mantendrían la posición de Bruselas, mientras que Alemania o Suecia ya han anunciado su voto en contra.
La medida se toma después de que en octubre del pasado año, el Ejecutivo comunitario decidiera abrir formalmente una investigación por subvenciones anticompetitivas. La Comisión Europea anunció su propuesta el pasado 12 de junio e informó de las condiciones tanto a las autoridades chinas como a los Estados miembros.
La Unión Europea activó la vigilancia de las importaciones chinas para estudiar medidas tras observar entradas «masivas» de casi 200.000 vehículos entre octubre de 2023 y enero de 2024, lo que representa un incremento del 11% en comparación con el mismo periodo del año anterior, en términos de media mensual, y del 14% en comparación con el período equivalente entre octubre de 2022 y enero de 2023.
