En la década de 1960, mientras el rock and roll dominaba la cultura popular, Elvis Presley se consolidaba como la máxima figura de este movimiento. No solo era conocido por su música, sino también por su estilo de vida extravagante, que incluía una impresionante colección de automóviles de lujo. Aunque los Cadillac fueron siempre sus favoritos, el «Rey del Rock and Roll» sorprendió al mundo automovilístico cuando adquirió un exclusivo vehículo.
Este coche no solo era una máquina poderosa, sino también una declaración de estatus y elegancia que reflejaba la vida de Presley. Le costó un precio, que para la época, era completamente excluyente para el 99% de la población. Estamos hablando de que terminó pagando 100 mil dólares, lo equivalente a 10 millones de dólares de la actualidad.
¿Cuál es el coche que tenía Elvis Presley?
La pasión de Elvis Presley por los coches era bien conocida, y a lo largo de su carrera acumuló una colección que incluía vehículos como el Cadillac Fleetwood 1955 o su famoso Cadillac rosa. Sin embargo, el Rolls-Royce Phantom V de 1963 marcó un hito especial en su vida. Este vehículo de origen británico era uno de los más exclusivos de la época, y el hecho de que el cantanta optara por él, alejándose momentáneamente de su preferencia por los coches estadounidenses, demuestra su deseo de adquirir lo mejor de lo mejor, sin importar su origen.
Fue en 1963, cuando tenía solo 28 años, que decidió hacerse con esta joya automovilística. Para entonces, ya había dominado el panorama musical, protagonizado varias películas y se encontraba en la cima de su fama. A pesar de haberlo logrado todo, aún anhelaba un coche que representara su nuevo estatus global. La búsqueda terminó en un concesionario de Beverly Hills, donde el rey del rock encontró Phantom V, una obra de arte sobre ruedas que se vendía por $100,000, una cifra astronómica en su tiempo, reservada solo para los más adinerados.
¿Qué características tenía el Rolls-Royce de Elvis Presley?
El Rolls-Royce Phantom V que adquirió era una auténtica maravilla. Su exterior, de un elegante color negro, contrastaba con los acabados cromados que brillaban a la luz del sol. El diseño clásico y refinado del coche era propio de la marca, reconocida mundialmente por su lujo y sofisticación. Pero lo que hacía especial a este coche no solo era su apariencia externa, sino también su interior.
Elvis Presley personalizó el automóvil con detalles extravagantes que reflejaban su estilo de vida único: tapicería de cuero rojo, un televisor incorporado, un minibar, refrigerador y un sistema de sonido de alta fidelidad. El coche era literalmente un salón de lujo rodante. Este vehículo lo utilizaba para asistir a eventos de gala, estrenos de películas y, por supuesto, para llegar a sus conciertos.
