El pasado 2 de enero, la comunidad astronómica se llevó un susto considerable cuando detectó un objeto cercano a la Tierra (NEO) a menos de 240.000 kilómetros de distancia. La alarma saltó rápidamente entre los astrónomos, quienes temieron que un nuevo visitante espacial pudiera suponer una amenaza. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula cuando, tras menos de 24 horas de estudio, el supuesto asteroide 2018 CN41 resultó ser algo mucho más terrenal.
1Un asteroide con forma de Tesla
El avistamiento del 2018 CN41 generó un revuelo inmediato en la comunidad científica y en los aficionados a la astronomía. No es para menos, ya que el objeto se encontraba más cerca de la Tierra que la propia Luna, cuya distancia media es de 384.400 kilómetros. La detección inicial se produjo a través del Centro de Planetas Menores del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, entidad encargada de recopilar datos sobre cometas, planetas menores y otros cuerpos celestes que puedan representar un riesgo.
El problema es que el entusiasmo inicial se transformó en una especie de comedia de errores cuando, apenas 17 horas después, los astrónomos descubrieron la verdadera identidad del supuesto asteroide. En realidad, se trataba del Tesla Roadster que Musk envió al espacio con el primer vuelo de su Falcon Heavy el 6 de febrero de 2018. Un coche de producción convertido en satélite improvisado.