La conducción de vehículos puede verse afectada por multitud de factores y situaciones ante las que el conductor debe saber reaccionar. El estado mental es una de ellas. Por lo que el nivel de ansiedad, que por otro lado no deja de ser una respuesta normal del cuerpo y la mente a situaciones de incertidumbre, es también un riesgo en casos descontrolados o extremos, a la hora de conducir. Responder correctamente a estos ataques de ansiedad supone un reto que puede evitar consecuencias de mayor calado.
5Intenta reaccionar así ante un ataque de ansiedad
Lo realmente cierto es que conductores ansiosos no conviene que haya, pero son inevitables dado que la diversidad y pluralidad del ser humano es latente. Con esto en mente se deben afrontar estas vicisitudes desde una perspectiva medica, en su auxilio y tolerante socialmente.
Concienciación y reconocimiento del problema: La persona ha de ser capaz de reconocer que lo que le ocurre es un problema de ansiedad y no cualquier otra cosa. Si la persona, con ayuda terapéutica, es capaz de identificar lo que le está pasando, podrá ser capaz de manejarlo.
Reaprendizaje de la conducción bajo nuevos términos: No se trata de añadir conocimientos técnicos sobre el acto en sí de conducir, sino aprender estrategias que permitan manejar nuestras emociones durante la conducción.
Estrategias de combate: Principalmente es crucial el fortalecimiento de la atención para que nos permita manejar mejor tanto los síntomas físicos de la ansiedad como los pensamientos anticipatorios de catástrofe.
Exposición al problema: Si la persona no llega a afrontar de forma individual y voluntaria los contextos que tiende a evitar, la posibilidad de superar el problema queda lejos de su alcance. Eso si, siempre de forma gradual y una vez alcanzados los puntos mencionados anteriormente para hacerlo de manera adecuada.
Un buen trabajo de equipo, la relajación y buenas conductas redundan en el bien de todos.