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Animales en la carretera:¿Por qué es fácil atropellar una paloma y no una urraca?

Las carreteras europeas son testigos de un sinfín de historias cada día. Vehículos que se desplazan a gran velocidad, conductores atentos, y en ocasiones, trágicamente, animales que cruzan sin entender el peligro. Sin embargo, no todas las aves parecen estar igual de expuestas a este riesgo.

Un ave que vemos comúnmente al borde de la carretera es la paloma, a menudo despreocupada, y desafortunadamente, más susceptible a los atropellos. En contraste, las urracas y los cuervos parecen ser más astutos, más esquivos, y menos propensos a encontrarse en situaciones peligrosas con vehículos en movimiento. ¿Por qué es esto así? La respuesta se encuentra en las fascinantes diferencias en la capacidad de orientación y el comportamiento de estas aves.

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El comportamiento en la carretera: Palomas vs Urracas

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En las carreteras de Francia y España, donde la fauna y el tráfico coexisten en un delicado equilibrio, se ha observado que las palomas son mucho más propensas a ser atropelladas que las urracas. Un factor clave en esto es el comportamiento de vuelo y la reacción ante un vehículo que se aproxima.

Las palomas, al verse sorprendidas por un coche, tienden a despegar directamente en línea recta, a menudo hacia la dirección de la amenaza. Este comportamiento, que puede ser útil en un entorno natural para evadir depredadores que se aproximan a pie, resulta desastroso cuando el peligro viene a gran velocidad desde un vehículo. Su tiempo de reacción, aunque rápido, no es suficiente para evitar un coche que se mueve a 90 km/h.

En cambio, las urracas y los cuervos han desarrollado una comprensión casi instintiva de los vehículos en movimiento. Estos pájaros, al detectar un coche que se aproxima, generalmente vuelan hacia un lado, alejándose del peligro. Además, se ha observado que estas aves tienden a observar y aprender de su entorno. Si una urraca ve que un vehículo se aproxima, puede optar por quedarse en su lugar, confiada en que no está en la trayectoria del vehículo, o volar hacia una zona más segura. Este comportamiento denota un cálculo y una evaluación de riesgos que es menos evidente en las palomas.