Una semana conviviendo con un R8 V10 Plus me hizo comprender el exquisito trabajo realizado por Audi Sport con su nuevo superdeportivo. Y un día con el nuevo R8 Spyder me ha dejado con la miel en los labios, a la espera de poderlo disfrutar lentamente en el futuro.
Será más complicado, pues la nueva maravilla de la firma de los cuatro aros mantiene un corazón 5.2 V10 FSI que llega a las 8.700 rpm, pero que sólo se ofrece en su versión 'descafeinada' de 540 CV. Al igual que en el R8 Coupé, se combina con un elenco tecnológico de la talla del cambio S tronic de 7 velocidades, la tracción inegral quattro con diferencial mecánico trasero…
Todo ello se traduce en una aceleración de 0 a 100 km/h una décima 'peor' que la del Coupé, modelo que nos dejaría atrás con una punta de 320 km/h. Pero no sufras, porque los 318 km/h que alcanza este R8 Spyder son más que suficientes; y, además, ofrece algo que el Coupé jamás podrá hacer: alcanzarlos con el cielo por techo.
Eso siempre que desembolsemos los 14.650 euros extra que cuesta y estemos dispuestos a contar con un lastre de 125 kilos frente al Coupé, a causa de los diferentes refuerzos añadidos a su chasis, que combina el aluminio -representa un 79,6 por ciento del total- y el carbono para crear una estructura que pesa sólo 208 kilos y que es el doble de rígida que la de su antecesor.
Techo de lona retractil de 44 kilos
Audi ha rediseñado por completo la cubierta del motor, fabricada ahora en carbono. Bajo ella se oculta la nueva capota de lona, que sólo pesa 44 kilos gracias a un esqueleto de magnesio y cuya luna de cristal, ubicada tras los asientos, se puede subir y bajar con independencia de la posición de la capota para escuchar su V10 en estereo. En sólo 20 segundos, y siempre que no superemos los 50 km/h de velocidad, la podemos poner o quitar mediante un botón interior -demasiado próximo al freno de estacionamiento eléctrico- para disfrutar al máximo.
A velocidades legales, y con las ventanillas subidas, el confort es total. El viento no molesta cuando la citada luna trasera va subida. Pero si incrementamos el ritmo lo mejor es instalar el deflector textil, que hay que poner a mano. Echamos en falta un sistema que expulse aire caliente por los respaldos -sí lo tiene el nuevo TT Roadster- para mantener la temperatura ideal en el habitáculo incluso en días de mucho frío; pero, por lo demás, es perfecto. Todo está a mano, su calidad es idónea, de espacio no está mal -el maletero es lo peor- y recibimos toda la información desde su pantalla Audi virtual cockpit de 12,3 pulgadas.
El día que pudimos disfrutar de este R8 Spyder la lluvia nos acompañaba. Poco tiempo tuvimos para disfrutar de las vistas, pero fue ideal para comprobar las excelencias que ofrece el cabrio más veloz de la firma alemana.
Los refuerzos estructurales le proporcionan un comportamiento calcado al del Coupé, y sólo su elevada rigidez a la torsión transmite algún crujido de su chasis cuando el firme no es perfecto o rodamos a ritmo rápido por zonas de curvas cerradas. Su sistema de tracción quattro es efectivo al máximo, y el Audi R8 se acompaña ahora de una dirección mucho más precisa y directa. Con un reparto de pesos 42:58 -delante y detrás-, su aplomo es magnífico y su eje delantero siempre nos transmite una gran confianza, algo que no siempre sucede con vehículos de motor central trasero. Nuestra unidad equipaba suspensión Audi magnetic ride con diferentes modos de trabajo seleccionables desde el Audi drive select -confort, auto, dynamic e individual-, además de contar con frenos carbocerámicos, que lo detienen con la misma rapidez que acelera esta criatura; que, según apuntan, alcanza los 200 km/h en sólo 11,8 segundos.