En 1988, la industria automovilística vivió uno de sus momentos más memorables con el lanzamiento del Renault 18 TXE. Este modelo, que ya era un éxito en las calles, ganó notoriedad gracias a una de las publicidades más icónicas de la época: «Cacería del Zorro». Filmada en los pintorescos paisajes de Chapadmalal, Costa Atlántica Argentina, la campaña mostró a este nuevo modelo rojo en una intensa persecución que emulaba una tradicional cacería, pero con un enfoque moderno y vibrante que destacaba las capacidades del vehículo.
El comercial fue mucho más que una simple demostración de la destreza del automóvil. La pieza publicitaria transmitía una narrativa cinematográfica que capturaba la atención del espectador desde el primer momento. En lugar de perseguir a un zorro real, los cazadores iban tras el Renault 18, que, con agilidad y velocidad, lograba escapar de cada intento de captura.
Así fue el anuncio del Renault 18
La filmación del anuncio del nuevo Renault 18 no fue una tarea sencilla. En aquellos años, los comerciales se grababan en rollos de película, lo que hacía que el proceso fuera largo, costoso y extremadamente complejo. Los rollos de 122 metros, utilizados para filmar a 25, 50, 75 o incluso 100 cuadros por segundo, debían revelarse posteriormente, como si se tratara de una sesión fotográfica.
La elección de grabar con este nivel de detalle no era casual; el anuncio estaba destinado no solo a la televisión, sino también a los cines, lo que requería una calidad superior de imagen y sonido. Este enfoque demostraba el compromiso de Renault con la excelencia, tanto en sus vehículos como en su publicidad. Una de las características más destacadas del anuncio fue la participación de los pilotos de Renault, quienes fueron los encargados de conducir los coches en las escenas de persecución.
El detrás de escena de esta publicidad del nuevo Renault 18
Además del espectacular manejo, el entorno elegido para la filmación también jugó un papel crucial. Chapadmalal, con sus paisajes rurales y caminos serpenteantes, ofrecía el escenario perfecto para recrear una cacería tradicional, pero en lugar de caballos y perros de caza, el vehículo rojo se convertía en el protagonista indiscutido. La publicidad utilizó estos elementos para conectar con una audiencia que, al ver el comercial, no solo admiraba el coche, sino que también se sumergía en una experiencia visual que evocaba velocidad, libertad y desafío.
El Renault 18 TXE no solo fue un éxito de ventas, sino que también se consolidó como un icono cultural de los años ‘80, en parte gracias a la fuerte impresión que dejó su campaña publicitaria. «Cacería del Zorro» se recuerda hasta hoy por su enfoque innovador y la forma en que presentó al vehículo como un coche elegante pero también poderoso, capaz de enfrentarse a cualquier desafío en el camino.