Imagina que las autopistas de peaje que cruzas a diario en Galicia, esas mismas que conoces por sus paisajes verdes y su trazado estratégico, pueden ser gestionadas desde una oficina en Singapur. Aunque suene a una guion de película futurista, este escenario está más cerca de la realidad de lo que parece. Todo gracias a un fondo soberano, GIC (Government of Singapore Investment Corporation), que está en la línea de salida para adquirir una participación estratégica en Globalvia, el operador español que gestiona estas autopistas y otras infraestructuras de transporte en varios continentes.
3De conflictos legales a nuevos horizontes
Esta venta, sin embargo, no ha llegado sin su cuota de drama empresarial. Antes de que OPTrust pudiera lanzar definitivamente el proceso de venta de su participación, Globalvia tuvo que resolver un conflicto con el fondo neerlandés APG relacionado con Itínere, otro operador español de autopistas. Fue solo en octubre cuando APG adquirió el 40% que Globalvia tenía en Itínere, lo que permitió desbloquear la situación.
Con el terreno despejado, OPTrust puso en marcha su estrategia para vender su parte, y GIC no tardó en mostrar interés. Pero esto no es solo una cuestión de números. Es una muestra de cómo las grandes infraestructuras españolas se están globalizando a pasos agigantados.