Si de algo está sobrado un avión, es de neumáticos. Con un máximo de 12 ruedas en su tren de aterrizaje principal, los grandes aviones desafían la gravedad con robustez. A simple vista, las ruedas pueden parecer un mero detalle, pero su importancia es monumental. Su mantenimiento, una tarea minuciosa, guarda proporción con la relevancia del elemento. Te guiaremos a través de la revisión de una rueda de avión, paso a paso y pieza por pieza.
Puede que nunca te hayas preguntado sobre esto, pero las ruedas de los aviones no son como las de los coches, y hay razones importantes detrás de esta diferencia. Las ruedas de un coche no experimentan los mismos extremos que las de un avión. Tu coche no pasa de estar quieto a más de 200 kilómetros por hora en cuestión de segundos, ni se calienta hasta alcanzar los 100 ºC (o incluso 200 ºC) debido a la fricción durante el aterrizaje. Además, mientras vuelan, las temperaturas pueden caer muy por debajo de cero.
1¿Te has preguntado alguna vez cómo se fabrican estas ruedas para soportar tales condiciones extremas?
El caucho que compone la rueda de un avión contiene más de 200 materiales diferentes, incluyendo sílice para añadir resistencia. Hay hilos metálicos que refuerzan la goma, dispuestos estratégicamente alrededor de la rueda, así como varias capas de lonas para fortalecerla. Pero lo más interesante es que las ruedas de los aviones solo tienen líneas lisas y paralelas en la banda de rodadura, a diferencia de los complejos dibujos que vemos en los neumáticos de los coches.
La historia de estas ruedas es fascinante. ¿Sabías que la primera rueda montada en un avión data de 1909? Fue fabricada por Goodyear, una compañía que continúa siendo un líder en la industria de neumáticos para aviones hasta hoy. A lo largo de los años, la ingeniería detrás de estas ruedas ha evolucionado enormemente, pero los principios fundamentales siguen siendo los mismos: resistencia extrema y seguridad.
