Bernie Ecclestone, el empresario británico que transformó la Fórmula 1 en un negocio global y multimillonario, vuelve a ser noticia, esta vez fuera de los circuitos. A sus 94 años, Ecclestone ha tomado la decisión de vender su impresionante colección de coches de Fórmula 1, considerada la más grande y completa del mundo, salvo quizás la del enigmático Sultán de Brunei. La colección abarca 69 vehículos únicos, adquiridos durante más de medio siglo sin escatimar en costos, muchos de los cuales han permanecido ocultos del público por la aversión del magnate a exhibirlos.
La razón detrás de esta inesperada venta es tan humana como pragmática. Según ha declarado Bernie Ecclestone, su avanzada edad lo ha llevado a reflexionar sobre el futuro de su colección. «Ha llegado el momento de empezar a pensar qué pasará con ellos si yo ya no estoy aquí», explicó. Consciente de que gestionar esta vasta colección sería una carga para su esposa en caso de que él falte, el británico prefiere tomar las riendas y asegurarse de que cada coche encuentre un nuevo dueño adecuado. Además, añadió que le interesa saber el destino de los vehículos que tanto valor sentimental y histórico tienen para él.
La increíble colección de Bernie Ecclestone
La colección incluye auténticas joyas del automovilismo, como Ferraris pilotados por leyendas como Alberto Ascari, Niki Lauda y Michael Schumacher, así como Brabhams que marcaron hitos en la historia del deporte. Entre ellos se encuentra el singular Brabham-Alfa Romeo que ganó el Gran Premio de Suecia en 1978, en una actuación que quedó grabada en los anales del automovilismo. Esta pasión por los monoplazas ganadores refleja el enfoque de Bernie Ecclestone: solo los mejores y más históricos coches tenían cabida en su garaje.
La relación de Bernie Ecclestone con los coches va más allá del coleccionismo. Fue dueño de la escudería Brabham, que bajo su liderazgo logró dos campeonatos de constructores y 22 victorias en Grandes Premios. La escudería también fue un laboratorio de innovación, siendo pionera en tecnologías como los discos de freno de carbono y los repostajes en carrera. Además, Brabham fue cuna de talentos como el diseñador Gordon Murray, cuyo impacto en la ingeniería automovilística trasciende décadas.
La cifra que pretende recaudar el coleccionista por sus lujosos coches
Ecclestone, quien dirigió los destinos comerciales de la Fórmula 1 desde 1987 hasta 2017, considera a los monoplazas de Gran Premio como el pináculo del automovilismo, mucho más significativos que los deportivos de calle. «Un coche de Fórmula 1 es una obra de arte y una pieza histórica», afirmó al defender su preferencia por estos vehículos únicos. En sus propias palabras, cada coche de su colección tiene «fantásticos historiales de carreras y representa lo mejor del deporte».
Para la venta, Ecclestone ha confiado en Tom Hartley, un renombrado especialista británico en coches clásicos y de competición. Hartley, que proyecta cerrar 2024 con ventas superiores a los 332 millones de euros, no subastará la colección, sino que buscará compradores selectos. Si logra vender algunos de estos icónicos monoplazas antes de que termine el año, las cifras podrían alcanzar nuevos récords. Así, el legado de Bernie Ecclestone continuará haciendo historia, esta vez en manos de nuevos custodios de su invaluable colección.