Las bicicletas eléctricas son un medio de transporte más, que contribuye a la movilidad sostenible dentro de las grandes urbes. Hay ciudadanos que directamente poseen una en propiedad y la utilizan con frecuencia, y otros que prefieren alquilarlas. La diferencia principal respecto a los modelos convencionales es que disponen de pedaleo asistido, de manera que se reduce de una manera considerable el esfuerzo.
2La legalidad europea respecto de las bicicletas asistidas
Hace algunos años, el Parlamento Europeo definió a la bicicleta eléctrica como «un vehículo de dos ruedas de pedaleo asistido, con una potencia igual o inferior a 250 watios (0,34 CV), y que no sobrepasa la velocidad de 25 km/h». Por su parte, a efectos normativos, las bicicletas eléctricas que cumplan con estos requisitos, tendrán la misma consideración que las convencionales, lo que significa que no deben abonar impuestos ni precisan de seguro obligatorio para circular.
Esta «agilidad» legal en el uso de la bicicleta eléctrica es, de hecho, uno de sus mayores atractivos, ya que el usuario puede gozar de todos los beneficios de la electromovilidad (disfrutar del pedaleo asistido mientras utiliza un medio de transporte limpio, barato y con muy pocos costes de mantenimiento) sin tener que invertir tiempo en la realización de trámites burocráticos que, también, suponen un mayor desembolso económico.