Era cuestión de tiempo que la firma alemana mostrara las versiones más deportivas de sus nuevos BMW Serie 8 Coupé y BMW Serie 8 Convertible. Y aquí tienes estos salvajes M8, del que van a llegar cuatro versiones diferentes fruto de combinar sus dos carrocerías, las cuales también están disponibles en versión Competition.
Todos ellos recurren a un poderoso 4.4 V8 TwinPower Turbo, el mismo motor que también utilizan los BMW M5. Eroga 600 CV de potencia y 750 Nm de par motor, aunque los mencionados Competition son capaces de proporcionar 625 CV. Ahora bien, todos apuestan por un cambio automático Steptronic de 8 velocidades y por una sofisticada tracción M xDrive que permite a su conductor elegir entre los modos 4WD, 4WD Sport y 2WD. Esta última es capaz de enviar toda la potencia a las ruedas posteriores.
Capaces de alcanzar los 305 km/h
Gracias a su potencia, los BMW M8 necesitan sólo 3,3 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, aunque los Convertible requieren una décima más. También son capaces de alcanzar los 200 km/h en apenas 10,8 y 11,3 segundos respectivamente.
Las versiones Competition, que también equipan el sistema Launch Control, como los normales, son ligeramente más veloces, puesto que necesitan 3,2 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, mientras que los Convertible requieren 3,3 segundos. También demandan 10,6 y 11,1 segundos respectivamente para alcanzar desde parado los 200 km/h.
Cualquiera de ellos es capaz de llegar a los 250 km/h de velocidad punta, aunque si es equipado con el paquete M Driver, su velocidad máxima es de unos sorprendentes 305 km/h.
BMW ha trabajado duro para que estos deportivos ofrezcan un comportamiento dinámico sensacional, por lo que han puesto especial énfasis en optimizar sus suspensiones adaptativas, su dirección electromecánica… También cuenta con diferentes refuerzos estructurales y otros componentes que provienen directamente del BMW M8 GTE utilizado en competición. Por último, las versiones Competition equipan un techo fabricado en fibra de carbono, aunque los Convertible se decantan por una capota de lona que se puede poner o quitar en sólo 15 segundos, siempre que no superemos los 50 km/h.
Frenos cerámicos como opción
Para detener a estos deportivos, BMW se decanta por un sistema de frenos con discos perforados de 395 milímetros delante y de 380 milímetros detrás (equipan pinzas de seis pistones delante y sencillas detrás), pero de forma opcional pueden equiparse con discos carbocerámicos de 400 y 380 milímetros respectivamente.
Ambos equipos quedan ocultos tras unas llantas de 20 pulgadas (forjadas en el caso de los Competition), que se calzan con gomas 275/35 delante y 285/35 detrás.
Pero lo curioso de su sistema de frenos es que permite variar el tacto del pedal en función del modo de conducción, para hacerlo más sensible en uso deportivo. Y de esto saben algo estas máquinas, que permiten configurar infinidad de aspectos de su chasis.
Su diseño exterior les va a delatar gracias a las nuevas tomas de refrigeración y apéndices aerodinámicos, mientras que su interior gana enteros gracias a sus deportivos asientos y otros detalles específicos creados para estas máquinas con 600 y 625 CV.