Corría el año 1977 y BMW ponía a la venta la primera generación de su hoy legendario BMW Serie 7, un modelo que acaba de estrenar su sexta generación en estos 38 años de historia. Es un gran momento para ponernos a repasar la vida de esta berlina que revolucionó el segmento premium y que lo sigue haciendo a día de hoy.
BMW siempre se ha caracterizado por aportar un toque deportivo a todos sus modelos, y la primera generación del BMW Serie 7 no fue una excepción. Estrenaba sistemas electrónicos nunca antes utilizados en un automóvil, revolucionarios motores y bastidores que ponian un toque picante a un segmento demasiado conservador. Hasta entonces.
Ya con mecánicas turbo
Este primer BMW Serie 7 se convirtió en el primer vehículo en contar con un cuentarrevoluciones electrónico y uno de los primeros en adoptar el sistema ABS en 1978. En 1980 añaden a su equipamiento el ordenador de a bordo, en 1982 fueron los primeros coches alemanes dotados de electrónica del motor con sensor autodetonación y en 1983 los primeros con un cambio automático conectado al sistema electrónico del motor.
Apareció con tres propulsores: uno de 2.800 cc con 170 CV, otro de 3.000 cc con 184 CV y un 3.200 cc y 197 CV de potencia. Pero más adelante, en 1980, BMW estrenó el 745i que contaba con un motor de seis cilindros, 3.210 centímetros cúbicos y sobrealimentación que generaba una potencia de 252 CV, por lo que no siempre las dos últimas cifras hacían referencia a la cilindrada de su motor. O sí. Pues su denominación 745i, dicho 45 provenía de la fórmula que se aplicaba para conocer la categoría en la que podían ser inscritos los modelos de carreras con turbo de la época: la cilindrada del motor multiplicado por 1.4. El resultado sería 4.494 centímetros cúbicos.
Esta primera generación estuvo a la venta hasta el año 1986, y durante este tiempo se fabricaron casi 280.000 ejemplares.
El primer V12 en casi 60 años
Y es que en 1986 se presenta la segunda generación del BMW Serie 7, todos ellos con motores de seis cilindros hasta la llegada del BMW 750i en 1987, siendo la primera berlina alemana en tener un motor de 12 cilindros desde los años 30. Semejante mecánica de 5.000 cc tenía 300 CV y 450 Nm. Ya en 1992 aparecen mecánicas V8 para los BMW 730i y 740i con 3.000 y 4.000 cc respectivamente. Generaban 218 y 286 CV respectivamente.
Esta segunda generación fue el primer BMW en ofrecerse con carrocería alargada (los modelos L medían 11 centímetros más) y en total se fabricaron 310.000 unidades hasta 1994.
Aparecen los controles de tracción y estabilidad
Precisamente en 1994 aparece la tercera generación del BMW Serie 7 cuya versión 750i incrementa la cilindrada hasta los 5.400 cc para ofrecer una potencia de 326 CV del mismo modo que su consumo medio se conseguía rebajar un 11 por ciento.
Además del ABS, los BMW Serie 7 ya equipaban el control de estabilidad ASC, que era opcional en los modelos de 8 cilindros y el control dinámico de la estabilidad y tracción (DSC 2), de serie sólo en los 750i.
En tecnología hay que decir que estrenó el primer sistema de navegación europeo y que podía equipar asientos eléctricos cuya parte superior se podía inclinar hasta 35 grados para mejorar el apoyo de la espalda de sus ocupantes.
Era otoño de 1995 cuando la gama se completaba con el nuevo motor de seis cilindros de los BMW 728i. Fabricado en aluminio, ya contaba con el sistema VANOS, que un año después llegaba a los motores V8 de los 735i y 740i. También la caja de cambios automática sumó el sistema Steptronic que permitía por aquellos entonces utilizar el cambio en modo automático o en modo secuencial.
Revolución diésel
Poco despuésl, en 1996 BMW revoluciona el segmento de las berlinas de representación con la adopción de un motor diésel, creando el BMW 725 tds. Lo hacía 19 años después del lanzamiento del Serie 7 y 13 años después de haber creado su primer propulsor turbodiésel. Aquel BMW 725 tds tenía seis cilindros en línea y ofrecía una potencia de 143 CV, cifra que a día de hoy superan los BMW 118d que rinden 150 CV con cuatro cilindros y dos litros de cilindrada. Aquella berlina alcanzaba una velocidad máxima de 206 km/h y homologaba un consumo medio de 7,5 l/100 km. Para hacernos una idea, el nuevo BMW 750i xDrive con un propulsor 4.4 V8 TwinPower Turbo de 450 CV homologa un consumo de 8,1 l/100 km.
Poco duró aquel 725 tds, pues sólo medio año más tarde BMW lanzaba el 730d que estrenaba el sistema de inyección por raíl común, tenía cuatro válvulas por cilindro y turbo de geometría variable. Generaba una potencia de 184 CV y un par máximo de 410 Nm, cifras que le permitían alcanzar los 220 km/h con un gasto medio de 8,7 l/100 km.
BMW seguía evolucionando sus mecánicas diésel y en 1999 presenta el BMW 740d, cuyo motor de ocho cilindros generaba una potencia de 245 CV para conseguir alcanzar una velocidad máxima de 242 km/h y firmar un consumo medio de 9,8 l/100 km.
Esta tercera generación del BMW Serie 7 estrenó una pequeña flota de 15 unidades que estaban equipadas con un propulsor alimentado por hidrógeno. Denominados 750hL fueron destinado como flota para la exposición mundial EXPO 2000 de Hannover.
Otros 330.000 clientes siguieron apostando por el BMW Serie 7 y esta generación despareció en 2001.
La era de la conectividad
En ese mismo año aparecía el «boom» tecnológico con la berlina de representación alemana, que estrenaba el mando giratorio BMW iDrive desde el que se podían seleccionar hasta 270 funciones. También contaba ya con control por voz.
Estética innovadora, las versiones con 8 cilindros estrenaban la primera caja de cambios automática de 6 velocidades.
Entre sus novedades estaban la llave electrónica, el botón de arranque o el control electrónico para la suspensión neumática.
La quinta generación es la que BMW acaba de «jubilar», generación que estrenaba la tecnología BMW EfficientDynamics para ofrecer comportamiento dinámico y eficiencia en el uso. Aquí entraría en juego su mando BMW Driving Experience Control que suma el programa ECO PRO.
El mando BMW iDrive se actualizaba y se situaba junto a un selector de cambio electrónico sin conexión mecánica con la caja de cambios. Estrenó lo último en materia de seguridad activa y pasiva, además de todo lo conocido en materia de conexión en forma de BMW ConnectedDrive.
Sus propulsores contemplaban mecánicas de gasolina entre 320 y 544 CV, esta última en los 760i y 760Li, siendo el único BMW que mantiene un motor V12. En diésel, sus potencias oscilan entre los 258 y los 381 CV.
La sexta generación del BMW Serie 7 se acaba de presentar y supone un paso adelante en todo lo conocido.