En la historia de la ingeniería automotriz, hay momentos que destacan por su audacia y visión, y uno de ellos fue el día en que BMW creó su propio Nürburgring sin salir de la oficina. En los años 90, la automotriz alemana trabajaba en el desarrollo del M5 E39, y en el proceso de prueba de este legendario modelo, ingenieros y diseñadores lograron traer la exigencia de uno de los circuitos más duros del mundo a sus propias instalaciones.
Esta hazaña se logró gracias a un innovador simulador que replicaba las desafiantes condiciones del Nürburgring Nordschleife, la pista conocida por ser la más larga y compleja de Alemania, así como por poner a prueba hasta los límites las habilidades de los mejores vehículos. Lo mejor es su diseño que nos recuerda a una cinta de correr.
Así era el simulador que usaba BMW
BMW construyó una especie de «cinta de correr» para el eje delantero del M5 E39, un sistema que simulaba una vuelta completa al trazado del Nürburgring sin que el coche necesitara pisar el asfalto real. El objetivo principal era evaluar la respuesta y rendimiento del eje delantero del vehículo en condiciones extremas, tal como si el automóvil estuviese enfrentándose a las curvas y pendientes del circuito real.
Este simulador se convirtió en una herramienta revolucionaria para los ingenieros de la marca alemana, permitiéndoles realizar ajustes precisos y adaptaciones sin la necesidad de salir de la oficina, en un entorno controlado y seguro. El funcionamiento de este simulador era tan innovador como eficiente.
El funcionamiento de este simulador de BMW
Colocado sobre esta plataforma móvil, el BMW M5 E39 “corría” sobre una cinta que se movía en distintas direcciones, reproduciendo los movimientos característicos de una vuelta en el mítico circuito de Nürburgring. La plataforma estaba diseñada para imitar cada cambio de elevación, giro y vibración que el coche experimentaría en la pista real. Todo esto en un ambiente cerrado y muy cerca de los escritorios de los trabajadores de la empresa alemana.
El Nürburgring Nordschleife, con su combinación de largas rectas, curvas cerradas y secciones de alta velocidad, es considerado uno de los circuitos de pruebas más demandantes del mundo. Replicar la experiencia de este trazado icónico en una oficina fue un logro técnico impresionante que dio a la compañía bávara una ventaja única en el desarrollo de sus vehículos de alto rendimiento. Estas innovaciones explican que sean una de las mejores firmas del mercado.